Gil asegura que ocupara un sitio en el palco
¿Quién es el jefe aquí? Pues dónde voy a estar, en el palco-Porque algún mamarracho haya dicho esto o lo otro no me voy a cambiar de sitio". Así de seguro se mostró Jesús Gil, el dueño del Atlético, cuando se le preguntó por los efectos que su inhabilitación internacional, anunciada la semana pasada por la Federación Española, pudiera tener en el encuentro de esta noche en Zagreb. Gil insistió en que no está inhabilitado, ya que el proceso sigue abierto. "El Comité Superior de Disciplina Deportiva aún no ha resuelto mi recurso", declaró para despejar cualquier duda sobre su actitud en un asunto que se ha vuelto polémico en los últimos días.Gil se erigió ayer en protagonista del viaje del equipo a la capital de Croacia. Nada más aparecer por el aeropuerto de Barajas buscó a los medios de comunicación, los reunió e inició su discurso. Estaba expansivo: "Punto uno, penaltis", dijo para referirse a las protestas del Valencia por el arbitraje del sábado en su encuentro contra el Atlético, protestas que no han afectado de ninguna manera a Jesús Gil. "El de Kiko y el de Caminero", dijo,fueron dos penaltis como una casa. A Djulkic prefiero no contestarle y al entrenador ése... Buscar ese pretexto lo veo de mal entrenador", dijo en referencia a Claudio Ranieri, técnico del Valencia.
La bomba
Y pasó al punto fuerte del del discurso, pese a que lo situó cronologicamente en tercer lugar: su anunciada "bomba" del lunes. "Tengo una grabación con comentarios jocosos de Gerardo González y Ángel María Villar contra mí en una conversación en la última asamblea de la Federación. Villar le dice a Gerardo: 'Es imposible que pueda entrar porque tengo guardias hasta en la cocina'. Y el otro responde: 'A este hijo de puta escoria hay que echarle'. La grabación la tomó un camarero. Y luego", añadió Gil, "ya en la comida, le vuelve a decir uno al otro: 'Menos mal que no ha venido. Este hijo de puta nos habría estropeado la asamblea". Esta sería la transcripción de la cinta según Gil."Es lamentable que una asamblea se centre en aniquilar un club y un presidente", añadió Gil, visiblemente enfadado. El propietario del Atlético avanzó que estudia darse de baja en la Federación ("quedarme solo en la inscripción y desvincularme de los rateros"), a la que siguió atacando, como lo ha hecho en las últimas semanas, especialmente a raíz del partido entre el Atlético y el Salamanca, con el penalti no sancionado a Kiko de por medio. Por ejemplo, y, como último símil, calificó a la Federación como la "caldera del terror".
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