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Esparza,"un Cliente de primera"

El ex director comercial de Huarte emerge como como cerebro de la trama Roldán

José María Irujo

Todos los hilos de la trama Roldán pasaron por sus manos. Las sociedades. patrimoniales de casi todos los miembros del clan, las facturas falsas con las que se camuflaron las comisiones ilegales por obras, el control de las cuentas que "el grupo" tenía en el BBV, la contabilidad de las mordidas millonarias y hasta los 1.309 millones de pesetas en los enigmáticos cheques de Siemens. Fue la persona que introdujo como clientes en el banco suizo CBI-TDB a vanos de los procesados. Su nombre es Jorge Esparza Martín."Un cliente de primera calidad". La Union Bancaire Privée (CBI-TDB), uno de los bancos de inversiones más importantes de Ginebra, le definió así en sus formularios internos. Desde 1987, el director comercial de Huarte se convirtió en uno de los clientes preferidos de este banco suizo. La docena de cliente españoles que atravesaron en su compañía el moderno hall del banco depositaron en seis años más de 3.000 millones de pesetas.

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Un administrador de secretos

Esparza se estrenó como cliente en el CBI-TDB el 7 de diciembre de 1987 con la apertura de tres cuentas: la 700355 AEM, cuya titularidad compartía con su esposa, Elena Alejo Pacheco; la 700357 BFE y la 700358 LSN. En estas dos últimas aparecían como clientes autorizados Gabriel Urralburu y Antonio Aragón, entonces presidente y consejero socialista del Gobierno de Navarra, respectivamente. Pero pocos meses más tarde, el 25 de abril de 1988, Esparza renunció a la titularidad de la segunda y tercera cuenta, que pasaron a manos de los dos dirigentes socialistas navarros. A ambos les acompañaron en la aventura suiza sus esposas, Olivia Balda y Ana Isabel Romero.

En esa misma fecha, abril de 1988, abrió su cuenta suiza Luis Roldán . Le correspondió la 7,00356 ZNM, número correlativo a los anteriores, y nombró apoderado de la misma a su hijo Luis Javier. El director comercial de Huarte,el director de la Guardia Civil, el presidente del Gobierno foral navarro y su consejero de Obras Públicas se habían alojado la noche anterior en el lujoso hotel Beau Rivage.

Y a partir de esa fecha comenzaron los ingresos millonarios en las cuentas de todo el grupo. Juan Canónica, un empleado de origen español, fue el encargado de atender a este selectivo club de clientes, al que se unieron dos años más tarde Blanca Rodríguez-Porto, esposa de Roldán; su madre, sus dos hermanos y la mujer de, uno de ellos. Toda la familia política de Roldán en pleno. Canónica los visitaba en España y todos podían ordenar operaciones por teléfono.

El 25 de enero de 1990, Esparza volvió a la acción en Ginebra. Abrió una nueva cuenta a su nombre, la 700445 PJ, que cinco días más tarde cedió a Jorge Prieto Pardina, el director de la sucursal madrileña del BBV donde todos los miembros del clan tenían abiertas cuentas corrientes controladas personalmente por el propio Esparza, según aseguran ahora directivos de ese banco. Prieto, hoy procesado por falsedad documental, se había incorporado al clan y permitía que en su oficina se fraccionaran y entrecruzaran 1.300 cheques para borrar su origen. Como cotitular de esta nueva cuenta figuró su mujer, Margarita Domingo Serrano, de la que hoy está separado. Esparza siguió en escena con firma autorizada.

Tres meses más tarde, el 6 de marzo, el cerebro de la trama condujo hasta el banco gínebrino a Margarita Martín Arias, su propia madre. Le adjudicaron la cuenta 700769 NV. Pero él mismo y su mujer se otorgaron poderes para poder ordenar cualquier operación. Hasta el coqueto hall del CB1-TI)B también había conducido dos años antes a Francisco Guillén González, entonces director financiero y jefe de tesorería de Huarte. Le asignaron la cuenta 700297 AG. Guillén era socio de la mujer de Esparza en la sociedad Esguian Inversiones.

El director comercial de Huarte fue la persona que ingresó en las cuentas suizas de todos ellos 106 de los 140 talones de la multinacional alemana Siemens, por un monto total de 19.650.000 marcos alemanes, que al cambio de entonces ascendían a 1.309 millones de pesetas. Todos los cheques llevan su firma en el reverso. ¿Qué hacían en manos de Esparza estas presuntas comisiones de la empresa que se llevó el contrato del AVE? Nadie, incluyendo a los peritos judiciales, ha ofrecido todavía una respuesta.

Rastros por todas partes

Los rastros de Esparza aparecen por todas partes. Hasta en las cámaras acorazadas del CBI-TDB de Ginebra, donde se guardan las cajas de seguridad de los mejores clientes. La número 109, contratada por el matrimonio Roldán, la visitó en 12 ocasiones. Y en su interior, el juez suizo Paul Perraudin encontró una de las pruebas más aplastantes del proceso: seis fichas manuscritas por el propio Esparza donde éste anotó minuciosamente todas las presuntas comisiones ilegales pagadas por Huarte, Laín, Agromán, Obrascón, Sierra Comendador, Nissan, Citroén, Induyco, etcétera.Bajo la presidencia de Mario Caprile y con Esparza como director comercial, Huarte consiguió más de 17.000 millones de pesetas en obras adjudicadas a dedo por Roldán. Pero abonó más de 700 millones en mordidas. Para camuflar estos pagos, la empresa pagó por falsos informes a empresas fantasmas, cuyo administrador era precisamente un socio de Prieto, el director del BBV donde el clan tenía sus cuentas en España.

Esparza desfiló por todos los escenarios. El constructor Juan Jové Sela, presidente de Promociones Roteñas, ha jurado ante el tribunal que juzga el caso que era el propio Esparza quien les cobraba las comisiones, ilegales que pagaba su empresa.

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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