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La batalla de Bijelijna

Los serbios de Karadzic y los partidarios de Plavsic se disputan con odio el voto de este fin de semana

Dinero y poder explican el papel que desempeña Bijeljina en las elecciones generales extraordinarias que se celebran este fin de semana en la mitad serbia de Bosnia. Con casi cien mil habitantes, en la frontera con Serbia y en la ruta entre Belgrado y Banja Lulca, lejos de los frentes durante la guerra, es probablemente la única aglomeración de la República Srpska donde se percibe algo aproximado a la actividad económica, fruto del dinero fácil y oscuro de la contienda.Por eso es un feudo de los ultranacionalistas de Radovan Karadzic y su acólito Momcilo Krajisnik, que han instalado aquí el cuartel general del Ministerio del Interior y de su policía. Y por eso los helicópteros de la OTAN la eligen como blanco favorito de su bombardeo de folletos a favor del cambio en los últimos días de campaña electoral.

Biljana Plavsic, cuya rebelión en junio contra sus correligionarios desató el cisma, ha visitado Bijeljina, el corazón de sus enemigos, dos veces en cinco días. Su último mitin fue el jueves por la noche, en un polideportivo de las afueras custodiado como un fortín y donde unas 400 personas aplaudieron el cáustico sentido del humor de la ultrarradical aparentemente convertida al sentido común. El recién fundado partido de la presidenta serbobosnia, la Alianza Popular Serbia (SNS), cuyo núcleo está integrado por desertores del partido gobernante, participa por vez primera en unos comicios y es el factor determinante de la votación del sábado y el domingo.

Plavsic no ha ahorrado en la batalla por Bijeljina las críticas más acerbas contra sus antiguos camaradas, que todavía controlan las estructuras del poder de la República Srpska y a cuya corrupción generalizada atribuyó la pérdida de la guerra por los serbios y el desastre posterior de un pseudoestado en el que la mayoría de los ciudadanos coquetea ahora con el hambre. Llamó ladrones al copresidente serbio de Bosnia, Krajisnik, de quien dijo que tiene ficha policial desde 1994, y al actual primer ministro, Gojko Kllckovic, multipropietario en varios países, "condenado y a quien sólo la guerra salvó de la cárcel".

Que algo ha conseguido la presidenta en Bijeljina, donde la sede de su partido fue ametrallada la semana pasada, lo sugiere el hecho de que sus carteles electorales, con el eslogan "ahora el voto inteligente", permanezcan intactos junto a los de sus rivales del partido gobernante o el Radical, una formación parafascista dirigida desde Belgrado por Vojislav Seselj. El virtual partido único de Pale -irónicamente denominado Democrático Serbio, SDS, el único representado todavía en todos los ayuntamientos- controla junto con el Radical el poder en la ciudad tras las recientes elecciones municipales de septiembre.

Rodeado de santos y de fotos de jóvenes chetniks afiliados a su partido y muertos durante la guerra, Mirko Blagojevic, el jefe radical, asegura que obtendría ahora el mismo excelente resultado que en las locales (15.000 votos en Bijeljina), "si los comicios fueran libres y no los falsificase la comunidad internacional, que es quien hace estas elecciones, maneja nuestros medios informativos, quiere controlar nuestro sistema educativo, impedir la enseñanza de la religión y eliminar nuestros poemas heroicos de los libros de texto".

"Ser aquí de Biljana es jugarse la vida, no exagero", sentencia Djordje Krsmanovic, que ha abandonado el partido de Karadzic, donde era vicepresidente, para unirse como jefe local al de la presidenta serbobosnia. Y señala en la pared una fotografía de Plavsic: cuyo marco ha sido silueteado a balazos.

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