Comienza en serio el circo de la Copa del Mundo de esquí en año olímpico
El circo blanco reanudó su gira mundial ayer en la estación estadounidense de Park City. Lo hizo con un eslalon gigante masculino y la victoria del austriaco Hermann Maier, nuevo líder de una Copa del Mundo que comienza realmente su temporada tras las primeras carreras disputadas en Francia. Y se trata de un año especial, porque en el horizonte de todos los esquiadores están los Juegos Olímpicos de Invierno en Nagáno (Japón).
El periplo norteamericano, antes de que el circo regrese nuevamente a Europa, se extenderá hasta el 6 de diciembre con un total de 12 pruebas, si el tiempo no lo impide. Las mujeres disputarán a final de mes su primer supergigante y otro paralelo en la estación de Mammoth Mountain, también en EE UU, y luego debutarán en descenso para acabar con otro supergigante en Lake Louise (Canadá).La etapa norteamericana es otra vez. la nota exótica del comienzo de una campaña cuyo grueso siempre es europeo y que irá desde el 11 de diciembre próximo, con el tradicional Critérium de las Primeras Nieves en la estación francesa de Val d'Isère, hasta finales de enero, en Garmisch (Alemania), los hombres y en Are (Suecia), las mujeres. La temporada (que terminará a mediados de marzo en Crans Montana (Suiza) tendrá inmediatamente después el momento álgido que se repite cada cuatro años con los Juegos Olímpicos. Una ciudad japonesa, Nagano, volverá a ser, del 7 al 22 de febrero, sede invernal 26 años después de lo que fuera Sapporo 72, lugar y fecha históricos para España porque allí consiguió Paco. Fernández Ochoa la solitaria medalla, de oro en eslalon. Tendrían que pasar 20 años hasta Albertville 92, para que su hermana Blanca consiguiera el bronce.
Ahora el esquí español sigue aferrado a lo que puedan dar de sí Ana Galindo, Ainhoa Ibarra, María José Rienda y Mónica Bosch. En Tignes no bajaron del 10º puesto, pero continúan siendo la única esperanza. El salto al podio cualquier día no es fácil, pero sí posible. El cuarto puesto de Galindo el año pasado en Soelden (Austria) así lo demuestra. Pero España es una isla en el mundo centroeuropeo que tiene actualmente una reina indiscutible. Hace un mes la italiana Deborah Compagnoni volvió a demostrar con una diferencia aplastante que es la mejor esquiadora del mundo. Confirmó así sus triunfos este mismo ano en los mundiales de eslaIon y gigantes en Sestrieres, en su país, y después en la Copa del Mundo de la última especialidad. La lesión en la pretemporada de la sueca Pernilla Wiberg, ganadora de la Copa absoluta y del eslalón ha dejado casi libre el camino a la auténtica Tomba femenina.
Por su parte, Alberto Tomba, un fenómeno en la historia de este deporte, metido incluso ahora: a actor en una más de sus piruetas geniales, deberá empezar a dar señales de vida en las pistas norteamericanas. No estuvo en Tignes pero por algo. es el relaciones públicas principal de los próximos Mundiales que se disputarán en la estación dé Vail (Colorado) en 1999. Los campeonatos del mundo, con la excepción asombrosa de Sierra Nevada 96, no son precisamente su especialidad, como se demostró en Sestriere, donde sólo logró una medalla de bronce en eslalon. Se tuvo que sobreponer a una gripe y todo fue acorde con una temporada aciaga en la que empezó lesionado y apensas pudo subir a algún podio en pruebas de la Copa del Mundo. Pero esta temporada es distinta. Puede que tampoco brille excesivamente en el circuito -de hecho ayer se retiró tras la segunda manga debido a un fuerte dolor en la espalda-, pero el olor a medallas olímpicas le abre mucho más su apetito deslumbrante de estrella. Mientras tanto, en un esquí de élite con sabor italiano, frente a las potencias -Austria, Suiza y Alemania, el segurísimo pero nada extravagante suizo MicheLvon Gruenign, es el hombre a batir, aunque ayer fallara en la primera manga y no lograra clasificarse para la segunda. Ganó la prueba de Tignes, el pasado mes y volvió a confirmar, lo mismo que Compagnoni, el título mundial que logró en Sestriere y la Copa de Mundo de gigante.
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