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El Deportivo condiciona la readmisión del técnico brasileño SiIva

Xosé Hermida

El Deportivo añadió ayer más confusión al embrollo creado tras su sorprendente oferta de readmitir a Carlos Alberto Silva, despedido hace un mes y que reclama el cobro de su contrato. Mientras Silva aterrizaba en A Coruña, el club enviaba a su abogado una paradójica comunicación: retiraba su propuesta de reincorporar al técnico, pero le formulaba otra con la condición de que el brasileño admita que el 16 de octubre no fue destituido, sino que rescindió su contrato de "mutuo acuerdo". Silva respondió: "Que me paguen y me voy. Pero si no lo hacen, me quedo".

Cuando Silva llegó a las oficinas del club, a las 19.30, en compañía de su abogado se encontró con que no habla nadie para atenderle. El técnico brasileño, sin embargo, entregó un requerimiento notarial conminando al club a asignarle una tarea. Si en 48 horas el Deportivo no responde, Silva prometió acudir a los tribunales.Conforme pasa el tiempo, el episodio, sin precedentes en el fútbol español, adquiere tintes cada vez más rocambolescos. Entre otras cosas porque, en la situación actual, nadie podría señalar con certeza quién es legalmente el entrenador del Deportivo. El que ejerce en la práctica, José Manuel Corral, sigue figurando como segundo técnico. Y Silva no ha firmado un solo documento que acredite la ruptura de su contrato con el Deportivo, vigente hasta el próximo 30 de junio.

El brasileño reclama el pago de 80 millones, correspondientes a los salarios de la temporada completa. Sin embargo, el club alega que no hubo despido sino un acuerdo entre ambas partes y sólo está dispuesto a abonar los sueldos de los tres meses que Silva dirigió al equipo, unos 15 millones en total. Silva dirigió el pasado domingo un partido de la Primera División brasileña en el banquillo del Portuguesa. Probablemente esta circunstancia animó al Deportivo a lanzar el lunes un órdago y comprometerse a readmitir al preparador si éste se presentaba en A Coruña en el plazo de siete días. La sorpresa fue que Silva no había suscrito aún ningún acuerdo formal con el club brasileño y ayer cumplió su palabra de acudir a la ciudad gallega.

"Vengo a dirigir el primer equipo", afirmó con rotundidad el brasileño nada más aterrizar. "Pienso que la gente del Deportivo es seria. Yo no estoy de broma. Soy un profesional y hay que respetarme". Para subrayar su determinación de quedarse en A Coruña, Silva llegó a anunciar que su esposa también viajará a España el sábado.

La llegada del técnico al aeropuerto, donde le aguardaba una muchedumbre de periodistas, suscitó algunos comentarios jocosos, ya que en el mismo vuelo procedente de Madrid viajaban uno de sus pupilos, el francés Martins, y el ex entrenador del Deportivo Arsenio Iglesias, quien bromeó con los informadores a propósito del inesperado encuentro.

A última hora de la tarde, Silva y su abogado, Miguel Juane, tenía previsto acudir a la sede del club, acompañados de un notario, para reclamar la readmisión inmediata del entrenador brasileño en su puesto de trabajo.

El Deportivo había fijado su postura mediante un fax recibido por la mañana en el despacho de Juane. La entidad blanquiazul alegó que en el acto de conciliación celebrado el lunes no hubo acuerdo entre las partes por lo que entiende que ha quedado sin efecto su propuesta de readmitir al técnico. Pero a continuación el club formuló una nueva oferta, con todo el aspecto de una triquiñuela jurídica: Silva podría volver a dirigir el Deportivo si admite que hace un mes accedió a rescindir su contrato de mutuo acuerdo. ¿Cree que le engañarán de nuevo?, preguntaron los periodistas a Silva. "Ya lo han hecho con otras personas y puede que también lo hagan conmigo", contestó el entrenador, quien insistió en que su destitución fue una maniobra política del presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, destacado miembro del PP. Silva ya había vinculado su despido con la inminencia de las elecciones autonómicas gallegas, celebradas el pasado 19 de octubre.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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