"Mis equipos no pasan apuros"

. Javier Irureta, de 49 años, entrena a uno de los equipos revelación de esta temporada: el Celta de Vigo. El técnico guipuzcoano ha logrado colocar al conjunto gallego en los puestos de arriba de la clasificación de la Liga. Pero este éxito no le libra de las críticas. Si hay algo que le molesta a Irureta es que le digan que sus equipos funcionan el primer año y se hunden el segundo. "Los equipos que entreno no pasan apuros", dice.Pregunta. ¿Usted es un buen entrenador o un superviviente?

Respuesta. Espero ser ante todo un buen entrenador, aunque los entrenadores somos todos supervivientes. Ahí está el estudio que hizo EL PAÍS hace unos días, que demuestra que esto es una selva en la que todos luchamos para poder vivir. Sobre todo los españoles, porque a los extranjeros se les concede un periodo de gracia mayor.

P. Además de supervivientes son mercenarios.

R. La profesión de entrenador también tiene algo de mercenario, si ser mercenario es ir de un lado para otro.

P. Pero en su caso hay un dato constatable. Entrenó al Athletic y a la Real Sociedad. Eso sólo es posible si es un mercenario.

R. Claro que es posible. De pequeño iba a Atocha a ver a la Real Sociedad, pero luego fui jugador del Athletic. Más tarde, con el tiempo, logré entrenar a los dos equipos.

P. ¿Cuál es su equipo entonces?

R. Yo soy del Real Unión de Irún, el equipo de donde nací.

P. Ése es un recurso para quedar bien. Veamos, ¿sus hijos, de que equipo son?

P. Primero, del equipo que entrena su padre, y luego, pues es un lío; creo que hasta a alguno le tira el Barcelona. No quiero ni saberlo.

P. Lo que sí le gustan son los equipos de la comisa, ¿o es para estar cerca de casa?

R. Sí, aunque tuve hace tiempo un ofrecimiento del Betis, en una época difícil, cuando estaba Retamero. También me llamó Gil para entrenar al Atlético de Madrid, pero no quise renunciar a un acuerdo al que habíamos llegado los entrenadores por el cual no podíamos dirigir a dos equipos en la misma temporada.

P. Le quedan pocos equipos que entrenar en la cornisa.

R. Sí, el Compostela y el Deportivo. Ya llegarán.

P. Usted puede decirle a Clemente que es un segundo plato. Que a usted le llamaron antes para dirigir a la selección.

R. Sí; hubo algún contacto con gente de la federación, pero nunca hablé con el presidente.

P. Se queda poco tiempo en los equipos ¿es que le echan?

R. Es difícil seguir más de dos años en un sitio a no ser que el éxito sea pleno. Además, no es bueno prolongar las situaciones si no hay una gran compenetración.

P. Sus equipos funcionan el primer año y fracasan el segundo.

R. No es cierto. El Racing conmigo fue octavo, la mejor clasificación del equipo después de la guerra. El Athletic jugó tres, eliminatorias de la Copa de la UEFA. Luego estuve en el Oviedo, por el que luego han pasado Antic y Tabárez. Los equipos que entreno no pasan apuros. El otro día, después de que echaran a Goicoetxea del Salamanca, le decía: "Andoni, no pasa nada; a mí me echaron con positivos". Este trabajo es así.

P. Ahora, cuando triunfa con el Celta, ¿se acordará de todos los que le despreciaron? ¿Es su venganza?

R. No, no se trata de vengarse. Yo llevo 300 partidos en Primera, ciento y pico en Segunda. Estoy a punto de cumplir 450 partidos como entrenador. No creo que sea una cuestión de venganza. Aunque en esto del fútbol sí que hay relaciones de amor-odio, pero también en la vida en general.

P. ¿Lleva gafas para parecer intelectual?

R. No, qué va. Cuando dejé el fútbol, a los 32 años, volví a estudiar; quería terminar la ingeniera superior, y, al ponerme a estudiar, me di cuenta de que era miope. No necesito las gafas para leer, sí para ver de lejos.

P. ¿Y gabardina para parecer italiano?

R. No, qué va. La gabardina la llevaba por agradecimiento a la Real, que me la regaló. Me la ponía todos los días.

P. Pero también habrá algo de superstición.

R. El día que la estrené ganamos al Albacete 2-5, y por si acaso no me la quité. Este año llevo un tres cuartos del uniforme del Celta.

P.¿Es usted tan triste como parece?

R. Eso de que soy triste fue cosa de alguna prensa de Bilbao que es muy tendenciosa e intentó colocarme esa fama. Pero lo cierto es que soy una persona muy bromista, pero en mi en tomo.

P. ¿Quién es más triste, usted o Miera?

R. No me compare con nadie, por favor.

P. Miera nos contó un chiste hace unos días para quitarse esa fama. Cuéntenos usted la última broma que ha gastado.

R. Pues... No me acuerdo.