Vega-Arango y la revuelta de la afición
El sportinguismo está tan perdido que cualquier detalle adquiere una trascendencia desmesurada. La esperanza de que ayer cambiase algo habitó en el palco presidencial, al que volvió Manuel Vega Arango tras su nombramiento como consejero delegado de la entidad. Presidente del Sporting en la época más gloriosa, Vega-Arango fue el gran protagonista de la semana en Gijón, oscureciendo incluso la llegada del defensa argentino Trota. Vega-Arango ha sido durante los dos últimos años el reclamo ante la accionista del club, Manuel Calvo, consciente del rechazo que encuentra en el accionariado y, sobre todo, en el alcalde de Gijón, Vicente Álvarez Areces. Cuando todo se le presentaba favorable para el asalto al poder, el presidente del Sporting, José Fernández, se puso maquiavélico y ofreció un cargo a Vega-Arango.
Mientras, ni los más viejos recuerdan algo parecido a lo que se vivió ayer en El Molinón. Tras el tercer gol del Zaragoza, la afición del Sporting olvidó su actitud contemplativa y exteriorizó toda su indignación: primero con humor (gritos decampeones y ovación al palco), después con rabia (insultos al banquillo y a los dirigentes) y finalmente con indiferencia, al abandonar de forma masiva las gradas un cuarto de hora antes del final.
El ambiente era tan tenso ayer que VegaArango suspendió la rueda de prensa anunciada para el final del partido, como presentación tras su nombramiento. Para esta semana se anuncian las primeras medidas drásticas del nuevo hombre fuerte del. consejo, con el posible despido de los responsables de los fichajes en las últimas temporadas.
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