El Espanyol eclipsa al Salamanca
El grupo de Camacho continúa invicto y se pone a rebufo del Barça
El Espanyol suma y sigue. Transita por la Liga con paso firme y derrochando carácter. La grada perica se frota los ojos. Todo marcha. El fútbol es entretenido, el equipo está en cabeza y el estadio Olímpico de Montjüic se ha convertido en un fortín. El Espanyol barrió ayer al Salamanca, sumó su novena jornada imbatido y se puso a rebufo del Barça.Es el Espanyol un equipo que practica un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza. No deja nada a la improvisación pero tampoco renuncia a la fantasía y dispone de individualidades capaces de saltarse el libreto del técnico. Una de ellos es Esnáider. Un tipo hecho a la medida de Camacho. Sus apariciones son deslumbrantes. La historia del partido de ayer se resume con el segundo gol blanquiazul.
El hispano-argentino se inventó un acto de la obra que no estaba escrito en el guión. Recogiendo un centro de Torres Mestre desde la banda izquierda, Esnáider, sacó el pecho para controlar el cuero entre dos jugadores rivales, giró el cuerpo para encarar a Stelea y sin mirar al cancerbero envió el balón hacia la red con el empeine. El tiempo de la aparición fue breve, dos o tres segundos, pero suficiente para que la belleza del acto se apreciara como si fuera a cámara lenta. Y ahí se acabó el partido. Era el minuto 70.
Y esa ambición le dio la iniciativa del Espanyol. A las primeras de cambio cogió al Salamanca con la guardia baja. Ouédec, un eficaz oportunista del área, se encontró con un balón suelto al borde del área, por una falta de entendimiento entre Pavlicic y Stelea, y encarriló la victoria. Un regalo que condenó al Salamanca. Hasta entonces, el equipo blanquiazul no había conseguido diagnosticar los puntos débiles de su rival. Ni por la banda derecha, la zona de Pacheta, ni por la izquierda, la de Torres Mestre, encontraba vías de penetración. Incluso Esnáider, intentaba conectar con el conductor Galca para oxigenar el pasillo central y propiciar la entrada de Ouédec arrastrando a su marcadores, unas veces Loren o otras Iturrino, hacia la derecha.
El Salamanca no renunció a nada. Se lanzó a por el empate en el segundo acto por convencimiento propio. Demostró ser un grupo aseado pero imberbe en la zona final. Ni el el ariete portugués Pauleta, ni Zegarra acertaron en dos claras ocasiones tras preciosas galopadas de Vellisca. Pero el Salamanca no tuvo continuidad en sus acciones por los flancos, ni en las tiralíneas de Taira y Giovanella.
Sí logró el equipo de Balta poner nervioso al Espanyol hasta que llegó el carro de combate y percutor: Esnáider. Su gol acabó de eclipsar al Salamanca. El grupo de Camacho sacó su mejor arma, el contragolpe, y acabó de finiquitar el partido con otro tanto, que aunque fue de penalti, autor Esnáider, dejó un tal sabor de boca en la grada olímpica perica que se fue a casa campeoneando en Europa, pese a quedar aún 29 jornadas, es decir, 87 puntos.
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