Tres de tres
Dos problemas. El Madrid tenía dos problemas en defensa: la banda izquierda, donde Amavisca y Roberto Carlos estuvieron poco acertados en esta faceta y la indefinición en el marcaje de Rivaldo, provocada por la posición más retrasada del azulgrana. En el primer contraataque del Barça, la conjunción de estas dos circunstancias costó el primer gol.La iniciativa. La clarísima superioridad en la posesión del balón le dio la iniciativa al Madrid desde el principio. Movió el balón con criterio. Alternó las llegadas por una y otra banda. Roberto Carlos y Panucci se incorporaron bien por fuera. La movilidad de Mijatovic y Suker abrió muchos espacios para la llegada de Raúl, Amavisca y Seedorf. Debió llegar al descanso con algún gol a su favor.
Avasallando. En el segundo tiempo, el Madrid salió avasallando. Marcó en el minuto 4, y para entonces ya había dispuesto de un par de ocasiones. Sin embargo, un nuevo error defensivo le supuso el segundo tanto. A partir de este momento, Redondo apareció más en ataque y Suker empezó a sentirse cómodo.
Mereció más. Con el cansancio y las prisas, el Madrid perdió el orden, jugó de forma individual y facilitó la salida del Barça al contraataque. Pagó muy caro los pocos errores que cometió en defensa.
Desbarajuste. No es fácil encontrarle una explicación al desbarajuste que organizó Van Gaal con la alineación y colocación de sus jugadores sobre el campo. El resultado de tanto experimento fue desastroso. En el caso de Iván de la Peña no se acierta a entender el tipo de inspiración que tuvo para situarle en la derecha tapando a Amavisca y Roberto Carlos. Me imagino la cara de sorpresa del cántabro cuando se lo dijo. Cuando le cambió ya se la vimos.
Lo de enfrente. El entrenador holandés se preocupó más de lo que tenía enfrente que de lo suyo. Obligó a la persecución individual sobre los jugadores madridistas más importantes, No sólo indultó a Stoichkov sino que le colocó en la alineación inicial sin estar en estos momentos para jugar. El único acierto fue darle más protagonismo a Rivaldo. Luis Enrique, el propio Rivaldo y el guardameta Hesp fueron la otra cara de la moneda.
De tres, tres. El Barcelona sólo fue superior al Madrid en el remate. Tres ocasiones, tres goles. En todo lo demás la superioridad madridista fue aplastante.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.