De Japón y Sevilla
La semana empezó con un titular periodístico inquietante todavía próximo su incidente con Jesús Gil, el combativo Caneda, presidente del Compostela, le había declarado la guerra a Japón.-¿A Japón-Japón?
-Peor aún: a Japón Sevilla, el árbitro de Primera.
Aunque un hombre en cuyos apellidos se asocian Japón y Sevilla está predestina do a pasar a la historia, nada hacía pensar que tal tránsito pudiera comenzar en una falta mal pitada. Los hechos su cedieron así: ganaba el Compos al Barça por 2-1 cuando despejó el defensor Lekumberri con el canto de la suela atajó el portero Ponk con las manoplas. La cuestión no admitía dudas; reglamento en mano, jugada legal. De pronto, a Japón se le cruzó el Sol Naciente y señaló libre indirecto. Contra el equipo local y dentro del área.
Tan cerca de la línea de gol, un libre indirecto es un penalti por entregas, casi un gol aplazado. Tú, Iván de la Peña, haces el paripé de tocar, y yo, Rivaldo, le pego con el mazo y empato el partido.
Sin demora, el presidente Caneda inició las hostilidades.
-Japón es un sinvergüenza -dijo, mirando a Oriente.
Hacia mitad de semana fue llamado a capítulo y reapareció con un ánimo supuestamente conciliador: "Están amariconando el fútbol; al fin y al cabo, sólo le he llamado sinvergüenza", sentenció, muy convencido.
La escasa habilidad diplomática de Caneda era sobradamente conocida desde el célebre conflicto con Gil, pero es que, además, su gerente, José González Fidalgo, un peso medio de discreta consistencia, tampoco parece ser el asesor de protocolo ideal. Aquel día, viernes, 8 de marzo de 1996, a las 10.30, frente a la sede de la Liga, encajó con dudosa fortuna el sartenazo que, conquistadas Liga y Copa, le aplicaron simultáneamente Gil y Gil.
-¿Sartenazo dices? Fue un crochet impecable.
En realidad, año y pico después, los expertos no han llegado a un acuerdo sobre la naturaleza de aquella piña. Unos dicen que fue sartenazo, y otros que se trató de lo que los americanos llaman rabbit punch o golpe del conejo, una suerte muy practicada en ciertas granjas y otras dependencias de la cabaña ganadera. Sólo han llegado a una conclusión: el golpe no está homologado por la escuela francesa de esgrima.
-Ni Caneda aprendió maneras en la Cámara de los Lores.
Los seguidores de Clausewitz saben muy bien que, disparada la primera bala, Ia evolución de los acontecimientos es difícilmente previsible. Así, apenas venticuatro horas después del ataque a Japón, llegaron noticias alarmantes de Sevilla.
-¿De Sevilla-Sevilla o de Japón Sevilla?
De Sevilla-Sevilla.
,Según informaciones de alcance, un destacamento de marines había desembarcado en la capital andaluza o, más exactamente, en el estadio Benito Villamarín.
Por ventura, allí comenzó a remitir la tensión internacional: esta vez se trataba de una falsa alarma. Dos marines americanos, el sargento Scott Knapper y el cabo primero Bill Hensley, decidieron ,firmar su reenganche con la Navy en terreno verdiblanco, así que acabaron con la cosecha de fino, silbaron Barras y estrellas, cantaron ¡Musho Beti, musho Beti, e, e!, y volvieron tan contentos a la base de Rota.
Pero, por si acaso, no debemos confiarnos: esta tarde asistiremos al octavo episodio de la batalla del domingo.
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