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Entrevista:

"Es el momento de hacer unprofundo cambio en el partido"

José Manuel Romero

Jaime Lissavetzky, de 46 años, casado y sin hijos, doctor en Ciencias Químicas, es secretario general de la Federación Socialista Madrileña (FSM) desde 1994. El próximo domingo intentará salir reelegido en el octavo congreso regional. Cuando hace tres años tomó las riendas de la FSM, la tormenta arreciaba (el enfrentamiento entre guerristas y renovadores era tan tozudo como la tendencia a perder votos en cada convocatoria electoral). Durante este tiempo, el partido ha sufrido cuatro varapalos en las urnas y ha perdido el poder en la Comunidad de Madrid y en algunos municipios importantes de la región (Alcalá de Hertares Colmenar ... ). Durante este tiempo, la FSM también ha recuperado la paz y ha conseguido acuerdos muy rentables con IU para gobernar una decena de municipios importantes que habían caído en manos del Partido Popular. El próximo domingo, Lissavetzky se la juega con una apuesta muy arriesgada: hacer cambios profundos en la organización del partido, para lo que tendrá que desplazar de los principales cargos a guerristas consolidados en la organización de la FSM desde hace muchísimos años. La presentación de una lista alternativa, por parte de los guerristas, pende sobre la cabeza de Lissavetzky.Pregunta. ¿Encuentra algún suspenso en su gestión al frente de la FSM?

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Respuesta. En la memoria de gestión que presentaré en el congreso voy a destacar dos aspectos: la normalización en la FSM y el entendimiento con IU. No ha habido acuerdos más importantes con IU que los de Madrid: gobernamos conjuntamente en municipios que reúnen más de 1,2 millones de habitantes. También alcanzaremos acuerdos con la izquierda social. La próxima semana firmaré con CC OO y UGT para fomentar la estabilidad en el empleo en aquellas localidades donde gobernamos. Lo que ha fallado en esta etapa es el salto cualitativo para demostrar que somos una alternativa a la derecha en Madrid.

P. ¿Por qué ha fallado?

R. Partíamos de una situación muy delicada, con fuertes enfrentamientos. Hemos destinado durante estos años lo mejor de nuestras energías a resolver nuestras diferencias. Ha sido un proceso difícil de reconstrucción con cuatro elecciones perdidas. Un ejemplo de lo positivo de esta etapa es que, con unos resultados negativos en las elecciones, la FSM ha aguantado. No voy a analizar aquí las razones de esas derrotas electorales; que algo tiene que ver con el propio ciclo del PSOE a nivel nacional. Lo que digo es que ya hemos pasado el momento más difícil, hemos doblado el cabo de las tormentas. Y a partir de ahora podremos construir un proyecto alternativo al PP.

P. ¿Teme que la composición de la nueva ejecutiva regional pueda reabrir viejas heridas y fracturar en dos la organización?

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R. Yo espero que no. Mi voluntad es que no ocurra esto. Pero debemos tener en cuenta que debe haber cambios importantes. Hay que considerar que hubo un 34º congreso federal donde se ha abierto una nueva etapa. La FSM cumple 20 años en este congreso: se creó en 1977. Han sido buenos años, pero ya es momento de hacer lo que se ha hecho en el 34º congreso federal: un profundo cambio para la renovación y modernización del partido. Tenemos que pensar en el siglo XXI y eso exige que la FSM se convierta en un referente político, ideológico y orgánico en Madrid. Tenemos que reformar nuestras estructuras y ser conscientes de que hay muchas más personas progresistas fuera del PSOE que dentro. Y debemos ser el punto de encuentro de todas esas fuerzas de izquierdas, esa izquierda difusa no articulada en partidos o sindicatos que quiere que gobierne la izquierda y no la derecha. Para eso tenemos que perder el ensimismamiento y hacernos más abiertos y permeables.

P. ¿Puede conseguir ese objetivo sin cambiar a las personas que ocupan ahora las principales áreas de la FSM?

R. No conozco ninguna ejecutiva que haya repetido. Creo que es el momento de olvidarnos de las cuotas, de las etiquetas y de mirar hacia adelante y formar una ejecutiva de compañeros y compañeras que pueda llevar a cabo este proceso de cambio y renovación en la FSM. Yo quiero que se mantenga la pluralidad, es una especie de código genético de la organización madrileña. Se van a hacer los esfuerzos para respetar la pluralidad, pero no debemos renunciar a renovación y cambios en nuestro funcionamiento.

P. ¿Esa renovación que plantea permitiría a los guerristas José Acosta, actual presidente de la FSM, y Francisco Cabaco, secretario de organización, mantener sus cargos?

R. Eso ya es hablar de nombres. No va a estar en mi mano tomar decisiones sobre personas, sino en la de todos los delegados. José Acosta es una persona valiosa. Y tanto él como yo, estemos donde estemos, trabajaremos por el socialismo madrileño. Hablar de nombres no es adecuado porque no está en mi mano. Sólo mantengo que el proyecto de renovación del 34º congreso debe tener su reflejo en Madrid.

P. ¿El reflejo del 34º congreso, en el que tanto Alfonso Guerra como los guerristas mejor colocados en la dirección federal dejaron sus cargos, en beneficio de los renovadores, sería que Acosta y Cabaco hicieran lo mismo?

R. No hago comparaciones. Es cierto que aquí también había etiquetas de guerristas y renovadores. Pero recuerdo que Alfonso Guerra declaró que el guerrismo no existía. A partir de ahí, yo creo que los proyectos de la FSM deben ser políticos, no exclusivamente de intereses de poder. No quiero hacer comparaciones. Cuando entré en el PSOE, una de las personas que primero conocí fue José Acosta, de eso hace ya muchos años. Hace 20 años que se creó la FSM, tenemos que ir adecuándonos a los tiempos actuales. Lo ideal es que los partidos fueran por delante de la sociedad, pero lo que no podemos es quedarnos detrás. Hay que ser conscientes de que hay que hacer cambios. Los nombres los tendrá que decidir el congreso.

P. ¿Piensa recuperar para la ejecutiva regional a alguno de los consejeros del último Gobierno Leguina que no entraron en las listas electorales o a algún alcalde importante?

R. Es una posibilidad interesante. Por ejemplo, los alcaldes son en sus municipios referentes políticos y sociales que deberíamos tener en cuenta.

P. ¿Le preocupa que el alcalde de Móstoles, el renovador José María Arteta, no haya conseguido ir de delegado al congreso?

R. Para mí fue una mala noticia. Si de mí depende, será el próximo candidato a la alcaldía de Móstoles, porque lo está haciendo muy bien. Pero en las agrupaciones hay una democracia interna. Se fraccionaron las opciones en cuatro listas y, por la magia de la aritmética y por una diferencia de dos o tres votos, no accedió a ser delegado. Pero no tiene la mayor importancia.

P. ¿Qué sector ha ganado las elecciones al congreso en las agrupaciones?

R. Quiero que al final del congreso nos pongamos en disposición de ganar las elecciones de 1999. Pero para eso tenemos que hacer unos cambios, modernizar el partido y salir del congreso sin etiquetas. Por eso, no voy a entrar en guerra de números.

P. Después del congreso, la principal asignatura será la oferta electoral de 1999. ¿Hay que cambiar el tándem Barranco-Leguina?

R. Vamos a hacer elecciones primarias, pero no sólo para candidatos a ayuntamientos de más de 50.000 habitantes, sino también para la presidencia de la Comunidad. No más allá de febrero o marzo del año que viene deberían conocerse esos candidatos. SI, yo hablara de nombres, recibiría una reprimenda de Joaquín Almunia como, cariñosamente, ya le hizo a Felipe González.

P. ¿A usted le gustaría ser candidato a la presidencia de la Comunidad?

R. No entra en mis objetivos. Pero haré lo que me pida el partido. Ahora lo que quiero es que la FSM trabaje para crear una alternativa. Si luego el PSOE quiere que sea el candidato, no tendré ningún reparo en serlo. Pero no es ningún objetivo personal que me haya marcado.

P. ¿Que le parece la destitución del portavoz de IU, Juan Antonio Candil, por apoyar a Anxo Guerreiro, que ha decidido ir en una lista conjunta con los socialistas en las elecciones gallegas?

R. No me quiero meter en problemas internos de otro partido, que deseo que los resuelvan. La interlocución de la FSM es con Izquierda Unida y nos va bien; la muestra es 12 gobiernos conjuntos en otros tantos municipios. Dicho esto, considero que la actuación de Anguita en relación con Galicia es muy desafortunada, y mantengo una total simpatía con aquellos que apoyan una lista conjunta en Galicia. Por mi parte, las relaciones con IU en Madrid seguirán existiendo en esa suma de programas y de gobiernos. Ahora bien, el paso que se ha dado en Galicia es muy bueno para la izquierda gallega.

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