Cuiña une su final político al de Fraga
Xosé Cuiña, el principal candidato a suceder a Manuel Fraga al mando de los populares gallegos, sorprendió anoche con un gesto teatral durante un mitin celebrado en Lalín (Pontevedra), la localidad donde nació hace 46 años. En presencia del propio Fraga y del vicepresidente político del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, Cuiña anunció solemnemente que está dispuesto a unir su final político al del presidente de la Xunta. Fraga, tras saludarle efusivamente, agradeció su gesto de "lealtad", sin añadir más comentarios.
El secretario general del PP gallego, trataba de acallar los comentarios sobre su supuesta pretensión de hacerse con el poder en la Xunta tras las elecciones del próximo domingo, una idea que vienen repitiendo los candidatos de la coalición de izquierdas y del Bloque Nacionalista Galego. La especie la había puesto en circulación hace algunas semanas el presidente en funciones del Parlamento autónomo, Victorino Núñez, quien, tras ser excluido de las listas del PP por Cuiña, acusó a éste de preparar una maniobra para forzar la jubilación de Fraga.En un pueblo donde el PP consigue habitualmente el 80% de los votos y ante unas 1.500 personas, Cuiña puso voz solemne y advirtió que iba a hacer un importante anuncio aprovechando que se encontraban delante sus padres, familiares y amigos. Aseguró que él nunca le había pedido a Fraga ningún cargo político" y que incluso le animó para que se presentase a la reelección porque "Galicia no podía permitirse el lujo de perder su capital político". Fue entonces cuando Cuiña desveló el misterio: "Estaré con Manuel Fraga hasta el final. Y su final no es sólo el suyo. Es también mí final".
Al bajar del estrado, Fraga tendió la mano a Cuiña. Cuando le llegó el turno de hablar, el presidente de la Xunta se dirigió a él y proclamó: "En ningún sitio, y mucho menos en Lalín, tiene que dar pruebas de su lealtad, porque es el símbolo "sino de la lealtad".
El anuncio de Cuiña oscureció el debú de Álvarez Cascos en la campaña gallega. En una comarca donde la inmensa mayoría de la población vive de la ganadería, Cascos habló de la evolución del PIB, los beneficios que ha reportado la competencia entre Telefónica y Retevisión o de los resultados de la venta de acciones de Repsol. Entre tanta cifra, Cascos acabó contradiciendo involuntariamente al ministro de Trabajo Javier Arenas, quien hace una semana afirmó en Ourense que las inversiones del Estado en Galicia sumaban 600.000 millones de pesetas entre los dos presupuestos elaborados por el Gobierno de Aznar. Cascos rebajó ayer la cifra a 201.000.
Más farragosa aún resultó su disquisición sobre las diferencias conceptuales entre "estar en el Gobierno", "ser Gobierno" y "sentirse Gobierno". Al final todo se reducía a tratar de probar que otros partidos, a diferencia del PP, tienen como único objetivo la permanencia en el poder.
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