Los equipos españoles firman la paz

Quién lo iba a decir hace menos de un mes, en plena Vuelta, cuando los equipos se robaban corredores y Manolo Saíz proclamaba que Eusebio Unzue robaba y Unzue recordaba de vez en cuando el mal estilo de Saiz. Y sin embargo, el sábado se fueron a cenar, a Arzak. Juntos y acompañados de los directores de los otros tres equipos de la asociación, Euskadi, Kelme y Estepona, sellaron el que será conocido ahora como pacto de San Sebastián.Dicho más llanamente: un acuerdo bajo la mesa por el que deciden que ningún equipo de los allí presentes pueda fichar a corredores que se acojan al decreto 1.006 o al pago de la cláusula de rescisión. Y para rubricarlo, otro acuerdo: elevar la cantidad de las cláusulas para evitar tentaciones. O sea, la esclavitud del ciclista y un cierre de filas ante la irrupción del Vitalicio, el nuevo conjunto de Javier Mínguez, cuyos métodos han roto el marco de relaciones habitual y al que se le exige que pague la cuota de ocho millones y que acepte las reglas del juego para que se le deje entrar en el club de los equipos. Si no lo hace, los organizadores no tendrán la obligación de admitirle en todas las carreras.

El abrazo de San Sebastián, no fue, sin embargo, sino la consecuencia lógica de la paz de . Madrid. La semana pasada se reunieron en la capital el presidente de Banesto, Alfredo Sáez, y el de la ONCE, José María Arroyo, acompañados de las cabezas de sus equipos ciclistas, Echávarri, Unzue, Saiz y Antón. Se dijo basta de guerra de declaraciones que no sean estrictamente deportivas; basta de guerra de fichajes entre ambos. Puestos de acuerdo los dos grandes, la extensión hacia los pequeños era obvia.