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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Técnica, fútbol y justicia

Como deportista de toda la vida, de los que nos dejábamos el alma "por amor al arte", de los que salíamos llorando de un partido cuando habíamos sido vencidos injustamente -por decisiones arbitrales equivocadas o por un cúmulo desmedido de mala suerte-, siento vergüenza ajena cuando, a las puertas del siglo XXI, en la era de la informática y la comunicación, puedan seguir ocurriendo cosas tan absurdas como las sucedidas en el partido de fútbol Real Madrid-Deportivo de La Coruña del domingo 5 de octubre.En un deporte que mueve tantos intereses deportivos, económicos, anímicos y de todo tipo, como es el fútbol, no se entiende que el resultado de un partido pueda estar supeditado no sólo al acierto o desacierto de los jugadores o a la simple influencia del factor suerte -como debería ser-, sino también -y de manera decisiva en muchas ocasiones- al buen o mal día de un árbitro, cuando su papel debería únicamente circunscribirse a ser un mero notario de los hechos, y nunca el de actor principal con cuya actuación pueda decidir el resultado de un partido.

¿Es que sería tan difícil dotar al figurante cuarto árbitro de un monitor para que, en un momento determinado -en jugadas cruciales, por supuesto, no en un mero saque de banda o en una falta sin importancia-, se detuviera el juego y ambos árbitros, con la ayuda de las imágenes, pudieran dictar definitivo veredicto? ¿Es que en esta era tan supermoderna no podría incluso dotarse a los jueces de línea -o árbitros asistentes- y al cuarto árbitro de un sistema emisor-receptor que los mantuviera directamente comunicados con el árbitro principal?

Creo que sólo así se evitaríantantas y tantas injusticias que se suelen dar en el deporte en general y en el fútbol en particular, y nos hubiéramos evitado la vergüenza ajena y la indignación ante la injusticia que sufrimos los deportistas idealistas cuando, por ejemplo, se le anuló aquel famoso gol a España frente a Brasil, que después de estrellarse en el larguero botó un metro dentro de la portería, o el ver cómo en años recientes a un equipo se le esfumaron dos ligas en el último partido y en el mismo campo, no sólo por falta de acierto, sino por sendas actuaciones arbitrales desastrosas. ¡Echemos mano de la técnica en aras de la justicia, sesudos señores míos!-

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