_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

En defensa del libro

EL MUNDO de la cultura ha salido en tromba en defensa del libro y de las librerías, que considera amenazados por un decreto del Gobierno. El pistoletazo de salida lo ha dado el proyecto de la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, de acabar con el precio fijo en los libros de texto de educación infantil, primaria y secundaria obligatoria. El Gobierno ha incluido -con nocturnidad- en el proyecto de Ley de Acompañamiento de los Presupuestos del Estado la autorización gradual de descuentos: 25% el primer año, 50% el segundo y precio libre el tercero. Es una medida de ribetes populistas, pero equivocada en su enfoque. Por paradójico que resulte, el resultado final puede ser la subida del precio de los libros. Eso sí, después de haber llevado al cierre a muchos pequeños libreros. Francia hizo la prueba: en sólo dos años se encarecieron, los libros y cerró un tercio de las librerías. Otro tanto viene ocurriendo en el Reino Unido.Autores, distribuidores, libreros y editores reclamaron ayeir a la ministra -que tiene la extraña virtud de poner en contra de su política a todos los sectores que tienen que ver con su departamento- que abandone la concepción del libro como mera mercancía, tan grata a la ideología neoliberal. El sistema de precio fijo, como recuerda el manifiesto presentado ayer en Madrid en defensa del libro, no es "uno de los privilegios monopolísticos a erradicar", sino "el garante más sólido de la libertad de edición, de la libertad de expresión y, en suma, de la libertad de compra".

Numerosas librerías no podrán competir en descuentos con las grandes superficies (las auténticas beneficiadas de la medida), las cuales podrán compensar esos descuentos en los libros con elevaciones más que proporcionales en otros productos, incluyendo el resto del material escolar, que es donde están los mayores beneficios potenciales. Las grandes, superficies quedarán en una posición de dominio que les permitirá, pasado un plazo, volver a subir los precios una vez que haya sido fulminada la competencia.

Esperanza Aguirre ha demostrado una y otra vez su incapacidad para moverse, en los complejos asuntos educativos y culturales. Su liberalismo de manual le lleva a aplicar el criterio de los detergentes al mundo del libro educativo, un producto universalmente reconocido como bien cultural. Es de esperar que los diputados se tienten la ropa antes de dar sus votos a una medida que, aunque vengga disfrazada mediante una acepcion espuria de la palabra libertad, perjudica a la cultura y a la educación.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_