Seco y Cánovas, cuestión de método
De pequeño, mis mayores me advirtieron que era incorrecto señalar a alguien con el dedo en vez de llamarle por su nombre. Pues bien, tanto en el agresivo artículo de Abc'La desinformación como sistema' (21 de septiembre) como en el más mesurado de EL PAÍS 'Algo más sobre Galdós y Cánovas' (3 de octubre), el académico Carlos Seco incumple esa norma al rebatir mi visión y la de otros críticos de Cánovas. Vuelve además a la estrategia de siempre: no encarar las posiciones del oponente, deformarlas sin el mínimo requisito de la cita y, en el caso del segundo artículo, tratar de llevar el agua a su molino asimilando su propia postura a la de Galdós en cuanto a la imposibilidad de convencer a quien no se deja.Y no es cuestión de convencer, sino de leer con rigor. Cosa difícil cuando se renuncia a analizar el discurso y la obra política de Cánovas, poniendo la carreta delante de los bueyes, es decir, determinando lo que se va a decir de aquel político desde una visión a prior¡ positiva de la Restauración. A partir de ahí, si alguien pone de relieve el papel del ejército -y del "derramar sangre"- para resolver todo conflicto que amenace a las clases propietarias, es, que está llamando a Cánovas "militarista". ¡Por favor! Cuando Cánovas profetiza una dictadura si "la muchedumbre se prevale de los derechos políticos que se le han dado para ejercer tiránicamente su soberanía", es claro que esa declaración -"la historia eterna del mundo"- nada tiene que ver con el futuro franquista. Pura desinformación. Consejo: discutamos sobre textos, y para rebatir al otro usemos las comillas.
Hablando de textos, Galdós sobre Cánovas. Una cosa es que don Benito respetase a Cánovas y otra que pueda ocultarse lo esencial: el juicio tremendamente negativo de su obra política. Según Seco, "Galdós habla por sí mismo -expresando sus puntos de vista, en este caso sobre Cánovas- cuando, metiéndose en el personaje, hace que éste manifieste sus ideas". Pues no. Estamos ante un recurso literario que se remonta a los Diálogos de Platón y que conlleva precisión y respeto al otro, algo muy frecuente en los Episodios. Para nada determina identificación con lo expuesto por el personaje. Y el veredicto condenatorio de Galdós sobre los tiempos bobos de la Restauración citado por mí, no está perdido en cualquier parte. Es la conclusión de Cánovas y de los Episodios nacionales. Así que el "Galdós dixit" sigue en pie.
Por fin, "me parecía una idiotez", dice Seco, "descubrir a estas alturas que el régimen de Cánovas no fue, exactamente, una democracia". En sus términos, quien toma nota de tal afirmación "quiere hacerse el importante" sintiéndose insultado. Comentario: en vez de acudir a la descalificación personal supresso nomine, más valdría que Seco desmontara, si puede, la explicación del rechazo canovista de la democracia como vía hacia el comunismo, en contra de cuanto él escribió acerca de su desestimación por una falta de "conciencia ciudadana". Y no es capaz de hacerlo. 0 no le interesa. Como también calla sobre Cuba, sobre la represión social o sobre la corrupción hecha sistema político. Por lo demás, después de lo que el académico ha escrito, en este mismo diario sobre Ferrer o Azaña, por no evocar empresas anteriores, nadie con buen juicio se sentiría ofendido al recibir un insulto suyo, gastando,- tiempo en una réplica por este motivo-
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