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FÚTBOL COPA DE LA UEFA

Pelea estéril y eliminación deportivista

El meta del Auxerre impide la remontada del equipo gallego en Francia

Xosé Hermida

El Deportivo estaba obligado a escalar una montaña en Francia y peleó por su suerte hasta el instante final, sin abandonarse a la resignación ni cuando la- cima parecía más inalcanzable. En un agónico segundo tiempo, el conjunto coruñés apretujó en el área al Auxerre y pareció dispuesto a culminar la hazaña. Pero un portero hasta ayer desconocido fuera de su país, un tal Charboniuer, quedará en la mente del aficionado coruñés como el vigía implacable que propinó a su equipo el primer gran disgusto de la temporada: todo un año luchando para entrar en Europa y, al final, caer derribado en el primer asalto.El partido discurrió con una secuencia muy similar a la del choque de ida en Riazor: salida fulgurante, esperanzadora del Deportivo, que se fue desinflando con el paso del tiempo, como si el aburrimiento minase de forma inexorable los afanes iniciales del equipo gallego. A fin de cuentas, eso es lo que persigue el Auxerre, un grupo empeñado en hastiar al contrario, estrangularle con sus asfixiantes marcajes individuales en cada trozo de terreno, hasta hacerle comprender que por mucho que se devane los sesos, por mucho que maneje y haga circular el balón, nunca en contrará un resquicio en las inmediaciones del área.Así, de poco sirvieron los magníficos detalles de Fran en el arranque del partido, el disparo que le frustró a Luizao el portero francés en el minuto 4 o el duro remate de DJalminha en el 7. Al cuarto de hora, el partido estaba, como en Riazor, donde quería el Auxerre: con la pelota en propiedad exclusiva del Deportivo y los jugadores blanquiazules desesperados por su impotencia, para agujerear el blindaje galo. Además, el conjunto de Silva volvió a ignorar las bandas y a obstinarse en buscar por el centro improbables puntos débiles, lo que contribuyó a que él mismo se cerrase los caminos. Con Fran desorientado entre el hacinamiento del medio campo, quedaba la opción de Djalminha, pero éste es un anarquista del fútbol, un. tipo capaz del gesto más bello y de la imprudencia más temeraria. Y anoche mostró más de lo segundo que de lo primero.

Los minutos finales de la primera parte fueron decididamente inquietantes para el Deportivo. El Auxerre repitió de nuevo la fórmula ensayada en Riazor. Cuando vio que su rival, harto de roer hueso, empezaba a bostezar y descuidaba la vigilancia, resolvió metérsele en casa.

Pero el Auxerre olvidó muy rápido sus pretensiones y, en diez minutos, reculó tanto que acabó agrupado en el área. Con el panorama cada vez más tenebroso, el Deportivo irguió la cabeza y reaccionó en una admirable muestra de perseverancia. Fueron los mejores minutos del conjunto gallego, volcado sobre el área francesa. El Deportivo tuvo tres oportunidades magníficas: Djalminha llegó tarde a un balón que sólo necesitaba un leve. toque para superar. la línea de gol (m. 60); Luizao, tras un magnífico regate al borde del área, disparó a la base del poste (min. 68) y el meta Charbonnier sacó con la punta de los dedos un gran, remate de cabeza de Naybet. Nunca levantó la bandera blanca el Deportivo, ni siquiera cuando la eliminatoria estaba ya a expensas de un simple milagro, pero el portero francés fue anoche su peor enemigo.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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