Estudiantes se exhibe bajo el tablero
Se exhibió, Estudiantes en el cuerpo a cuerpo, bajo el tablero, allí donde los choques son estruendosos. Excepto en los minutos en los que Miller impuso su ley, pocos, sólo los del inicio, el Estudiantes ganó todas las batallas bajo la zona. Las físicas y las mentales. El resto quedó a merced de la muñeca de Thompson, que ametralló el aro y de las correrías de un portentoso García.Miller, el recuperado para la causa, tuvo una aparición explosiva. En un minuto y medio consiguió un tapón, una canasta, recuperó un balón y cometió una personal. Aterrorizó a todos en un periquete. En la tarea le acompañó Babkov, quien con dos triples enseñó el camino de la victoria a los suyos. Pero no fue más que un espejismo. Que duró un buen rato, cierto. Unicaja se mantuvo entero durante veinte minutos. Ni uno más. Miller logró ocho puntos en su minuto de gloria y cuatro en los 39 restantes. El alemán Gordon, tan deseado, demostró su gran habilidad... en el tiro libre.
Hasta 11 puntos de ventaja adquirió Unicaja (6-17). Para hacer razonable su caída en picado hay que situarse bajo los tableros. La salida a pista de un corajudo De Miguel empujó a Vandiver, que hizo invisible la defensa interior del rival. Los últimos diez rebotes de la primera parte se fueron a manos estudiantiles. En el descanso, Unicaja ya había dilapidado su fortuna (41-42).
A partir de ahí Estudiantes se regodeó. A los ocho minutos de la reanudación un pacial de 25-7 dinamitó cualquier interrogante., Alcanzó la máxima diferencia (66-49) y lejos de holgazanear optó por el espectáculo. Igual daba que Vandiver se tomara un descanso, porque el protagonismo lo tomó García, quien agujereó una y otra vez la defensa, es un decir, de Unicaja, y de Thompson, enorme en los triples. Pero no llegó de la lejanía la derrota malagueña. 52 de los 92 puntos de Estudiantes nacieron en la zona rival, convertida en algo así como el paraíso soñado.
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