El Zaragoza despeja algunas dudas
El Zaragoza cierra heridas y el Mérida pisa arenas movedizas. Era un partido de riesgo para dos equipos marcados por la duda y la necesidad. El crédito de sus remontadas ante Oviedo y Compostela abría un margen a la esperanza. Pero no fue un partido generoso, ni dinámico, ni de remontada. Fue plano en su conjunto, con un discreto vencedor y un derrotado que, además de golpeado, desnuda sus miserias. Sin delanteros no se gana y el crédito de Gabrich, Biagini, Podbroniz y compañía es muy, pero que muy bajo por ahora. Ningún punta del Mérida conoce por el momento el gol, y así las victorias se cotizan caras. Ayer, además, el grupo de D'Alessandro arrancó acomodado en la espera, dejando hacer al rival y tomando precauciones. Cierto que tantas como el Zaragoza. Pero el conjunto de Costa hizo una lectura inicial pulcra y solvente. Metió a Wooter como apoyo ofensivo de Jordi, encomendó el centro del campo a José Ignacio, Aragón, con un flexible Kiri González, y otorgó a Acuña un papel múltiple: dominar la banda derecha, guardar las espaldas del holandés, amasar el balón, crear y, además, cerrar espacios.Hubo toques, desplazamientos y velocidad hasta llegar al borde del área, pero ahí se acabó la cosecha. Y ocurrió lo que D'Alessandro no quería: irse al descanso con el marcador en contra.
Otra vez el Mérida necesitaba remontar. Pero ni la entrada primero de Correa, ni de Biagini después agitaron demasiado el partido, aunque el Mérida mejoró su imagen de grupo.
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