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Jugar, marcar y volar

Anderson y, Rivaldo recorren 18.000 kilómetros en seis días para disputar tres partidos

Robert Álvarez

Mestalla, San Salvador de Bahía y Camp Nou. O si se quiere: Valencia, selección de Ecuador y Deportivo. Tres escenarios, tres rivales y 18.000 kilómetros en seis días. Es el periplo que el próximo sábado esperan haber cumplimentado sin retraso alguno Anderson y Rivaldo. El primer eslabón de la cadena les fue sobre ruedas a los dos jugadores brasileños del Barcelona. No sólo pudieron alinearse el pasado lunes, después de las intensas gestiones que efectuó el vicepresidente del club azulgrana Joan Gaspart y que les permitió obtener un permiso especial para incorporarse a su selección con un día de retraso, sino que además anotaron sendos tantos en la goleada (0-3) con la que el Barça quedó como líder único de la Liga tras su viaje a Valencia.El club barcelonista no reparó en gastos -el vuelo del avión privado de 12 plazas con el que viajaron los dos brasileños cuesta unos 12 millones de pesetas- para hacer posible que Anderson y Rivaldo pudieran enfrentarse tanto al Valencia como el próximo sábado al Deportivo y al mismo tiempo cumplir con sus obligaciones reglamentarias con la selección de su país: Zagallo puede convocar a cualquier futbolista para un máximo de cinco partidos amistosos al año.

La polémica suscitada la pasada semana a raíz del día y la hora del partido de Mestalla y las amenazas del presidente valencianista Paco Roig indignado por el agravio comparativo -su equipo no pudo contar con los argentinos Ortega y Claudio López, el croata Pralija y el yugoslavo Djukic- motivó que la policía montara un dispositivo especial para evitar altercados en el traslado de Anderson y Rivaldo hasta el aeropuerto. Se establecieron incluso diferentes alternativas en función de como se desarrollaran los acontecimientos durante el partido.

Ambos jugadores y el directivo azulgrana, Antoni Pagés -que se ha convertido en el acompañante de los internacionales azulgrana, en especial de los brasileños, en este tipo de viajes relámpago- salieron del estadio de Mestalla en la penumbra de la noche y por una puerta opuesta a la que lo hicieron el resto de jugadores. Los tres se trasladaron en un furgón policial desde el estadio hasta la autopista, donde tomaron un coche en dirección al aeropuerto de Alicante. Desde allí viajaron en el jet privado contratado por el Barcelona que después de recorrer más de 8.000 kilómetros y hacer una escala en las islas Azores les permitió llegar sobre las seis de la madrugada hora brasileña a San Salvador de Bahía donde deben jugar un partido amistoso con la selección brasileña hoy ante la de Ecuador. Después emprenderán viaje de regreso -casi 10.000 kilómetros- con tres vuelos regulares: desde San Salvador de Bahía a Río de Jaineiro para enlazar primero hasta Madrid y luego hasta Barcelona.

Los directivos del club azulgrana se congratularon ayer por el éxito de sus gestiones aunque no confían en que el precedente les permita repetir la operación con facilidad en próximas ocasiones. Por si acaso, Pagés se fue con varias cajas de Jaumets, unos pastelitos que se elaboran en la localidad gerundense de Sant Hilari que hacen las delicias de algunos directivos de la Confederación Brasileña. El próximo compromiso amistoso de la selección de Zagallo está programado para el 12 de octubre.

Mientras Rivaldo recorre medio mundo, Augusto César Lendoiro no olvida. Ayer el presidente del Deportivo de A Coruña anunció su intención de reclamar al Barcelona una indemnización por la "formación" del brasileño. Lendoiro explicó que los argumentos para exigir esta indemnización serán "exactamente los mismos" que los que el Barcelona empleó para reclamar más de 200 millones al Inter de Milán por el fichaje de Ronaldo. Lendoiro hará llegar a la FIFA, en los próximos días, sus pretensiones.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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