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Reportaje:

La 'guerra del mojito'

Nueva Izquierda y el PCE trasladan su enfrentamiento a las casetas del ferial de Alcalá de Henares

Las disensiones en Izquierda Unida han encontrado un nuevo escenario. En el recinto ferial de Alcalá de Henares, una ciudad madrileña donde el Partido Popular gobierna en minoría mientras la izquierda lleva dos años anunciando una moción de censura que nunca llega, Nueva Izquierda y el PCE animan las noches de juerga con una curiosa disputa: ¿Cuál de los dos prepara los auténticos mojitos cubanos?La anfitriona de la caseta comunista, Adoración Corral, 44 de sus 62 años en el partido, se ufana de ser quien ha implantado esta costumbre en los feriales. "Aprendí a hacer mojitos en la fiesta de legalización del Partido Comunista en la Casa de Campo de Madrid, cuando regresó La Pasionaria", presume.

El maestro de ceremonias de la competencia, Rafael García Poveda, cinco de sus 45 años dado de baja del PCE, contraataca: "Yo aprendí en La Habana, en La Bodeguita de Enmedio, donde paraba Hemingway. Dori nunca estuvo en Cuba".

"¿La receta? Ron cubano, importado por una compañía dependiente del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), zumo de limón, granizado del mismo cítrico, hierbabuena y un truco personal", recita Dori, bajo el enorme cartel que recomienda a los parroquianos consumir "el genuino mojito cubano" y rechazar imitaciones. Y añade: "Que si son mejores que los de Nueva Izquierda. No sé, no he probado los suyos". Rafael sí tiene claro este aspecto: "Mejores que los nuestros sólo son los de Cuba, porque están hechos con los auténticos limones del Caribe".

A tenor de las cifras, parece que el consumidor tiene claro, si no cuál es el más cubano, sí cuál es su preferido. Los comunistas vaciaron el viernes 50 botellas de ron importado de la isla, los neófitos sólo necesitaron gastar 12 envases para sus mojitos.

La batalla por la ortodoxia del mojito perdió ayer protagonismo frente a otro acontencimiento político-festivo: la caída del muro. El acto durante el que los líderes de Nueva Izquierda y los socialistas, codo con codo, derribaron el muro de chapa que separaba sus dos casetas. Pretendían dar una fiesta conjunta. En el lugar de la medianería colocaron una flamante bandera de la comunidad gallega.

"Se trata de un acto simbólico para celebrar la lista conjunta de Galicia, una oportunidad única de vencer a la derecha", explica Javier Ocaña, concejal de Izquierda Unida y uno de los fundadores de Nueva Izquierda.

"Es para buscar las cosquillas. Este verano nos, hemos puesto de acuerdo por primera vez con IU para redactar unos presupuestos conjuntos. Eso hay que mojarlo", añade Félix Rodríguez, el responsable de la caseta del PSOE y uno de los promotores del "rasgado del velo".

Fueron las bolitas de un sorteo las que provocaron que las casetas de Nueva Izquierda y el PSOE fuesen vecinas en Alcalá. "El destino les ha hecho estar unidos por la derecha de Nueva Izquierda y la izquierda del PSOE. Sí, es todo muy simbólico", matiza Luis Calvo, un veterano sindicalista de CC OO mientras despacha unas sardinitas en la barra del PCE. La hoz y el martillo presiden la fachada de la caseta comunista junto al lema "El valor de la rebeldía, 20 años de la legalización". "Un espacio para todos" es el lema del bar de los correligionarios de Cristina Almeida.

Pero al fin la unión de la izquierda: PSOE, NI y PCE coinciden en criticar que los del PP y los del CDS han subarrendado sus casetas. "Lo del CDS lo entiendo: ¿dónde iban a encontrar militantes para que despachasen tras la barra? Pero el Partido Popular presume de tener 1.500 afiliados", comenta con cierta guasa Rodríguez.

"¿Que si hay alguien del PP? Sí, en los carteles", dice uno de los camareros de la caseta popular mientras señala la pared. Aznar, Ruiz-Gallardón y el alcalde de Alcalá, Bartolomé González, inmortalizados en una sonrisa electoral. Elisa de Francisco, la única edil popular presente a esas horas en el ferial, comenta, mientras apura un mojito comunista siguiendo de cerca el concierto de rock en directo que ofrece Nueva Izquierda: "Nosotros [los ediles] no estamos, pero Pepe, el que lleva la barra, es afiliado del partido".

Una rubia pide la especialidad de la casa en la barra popular: una ración de langostinos y media botella de fino. Se acerca el alba.

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