Dos familias pierden en Granada, y Madrid a ocho de sus miembros

Dos familias quedaron ayer trágicamente mutiladas en sendos accidentes de carretera. Uno, en Granada, se llevó la vida de un matrimonio; de su hija, de siete meses de edad, y de dos hermanos de la mujer, de 19 y 10 años. Otro, en Madrid, la de un padre y dos de sus hijas, de siete y nueve años, mientras que la tercera, de 16, resultó herida de gravedad y la madre salió ilesa. El primero de estos sucesos se produjo a las 13.30 horas en el kilómetro 250 de la A-92, a la al tura de Víznar, debido, según las primeras hipótesis, al exceso de velocidad. Un coche que iba en dirección a Granada desde Almería se fue hacia la izquierda de la calzada, chocó contra la barre ra quitamiedos y salió despedido contra la estructura de hormigón de uno de los puentes de la auto vía. Todos sus ocupantes murieron en el acto.Se trata del matrimonio formado por Francisco Antonio Jiménez Arroyo e Isabel Hérnández Moreno, ambos de 25 años; su hija, Isabel María, de siete meses, y dos hermanos de la mujer, Francisco José y Juan, de 19 y 10 años respectivamente. Según la Guardia Civil, Isabel estaba dando el biberón a su pequeña, en el asiento de atrás, cuando su marido perdió el control del vehículo, que quedó reventado.

Las primeras indagaciones apuntan a que el conductor no pudo corregir la trayectoria del automóvil en una zona de fuerte bajada de la carretera con una curva hacia la derecha. La barrera quitamiedos, cuyo extremo está hundido en la tierra para evitar- que actúe en algunos siniestros como una cuchilla de afeitar, sirvió esta vez de trampolín para el coche, que se elevó un metro y medio sobre el suelo antes de estrellarse fatalmente.

Derrape por la lluvia

El segundo accidente ¡e produjo a las 15.30 horas en el kilómetro 44 de la M-607, una vía que une las localidades madrileñas de Cerceda y Colmenar Viejo.

Ricardo Dopico Acosta, de 40 años, capitán de la base de helicópteros del Ejército precisamente en la segunda de esas poblaciones, y dos de sus hijas, de siete y nueve años y de cuyos nombres no se había informado anoche, murieron al estrellarse su coche con otro. El estado de la tercera hija, de 16 y que salió despedida, era muy grave. La madre, Ramona Márquez, que iba al volante, sólo sufrió contusiones, pero también hubo de ser hospitalizada como consecuencia de una crisis nerviosa. El conductor del otro turismo, Francisco M. M., de 25 años, sufrió un severo traumatismo facial.

La lluvia fue la culpable, según la primera versión de la Guardia Civil. Acababa de caer un fuerte chaparrón y el vehículo del matrimonio y las tres niñas, que regresaban de sus vacaciones, derrapó. Las ruedas giraron bruscamente hacia la izquierda y Ramona no pudo evitar el impacto contra otro que venía en sentido contrario. "El golpe ha tenido que ser brutal porque el automóvil ha quedado partido en dos",explicó un agente.