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El atlético supera un trámite con sopor

Pantic, de falta directa, resolvió el partido ante el Corinthians

Luis Barbero

En un partido, dominado por el sopor, sólo resquebrajado por algunas galopadas de jugadores eléctricos, el Atlético ganó con un juego ordenado, discreto y poco vibrante. De acuerdo con los parámetros de un partido de pretemporada, los rojiblancos consiguieron su pase a la final del Trofeo Carranza, que disputará hoy ante el Tenerife, en la que probablemente será la primera piedra de toque de lo que puede dar de sí en este inicio del curso futbolístico.Una falta lanzada al borde del área por Pantic, con su habitual maestría, rompió un partido que transcurrió por un camino de modorra. El Atlético, sin ritmo, y los brasileños, a lo suyo, ajenos a todo lo que se es pera de un equipo de aquellos lares, ofrecieron una primera parte plana, lenta, exenta de primores técnicos y repleta de recursos tácticos.

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Vieri insatisfecho con el trabajo de Antic

En el primer tiempo, el equipo madrileño presentó un once en el que la mayoría de los actores secundarios, de lo que se presupone será el equipo titular, cumplieron sin más. Algún que otro velocísimo arranque de Lardín por la banda izquierda y otro de Aguilera por la derecha fue todo en el haber del conjunto de Radomir Antic. Y es que el toque mágico, ese plus que puede hacer del Atlético un equipo con aspiraciones a ganar absolutamente todo, estaba en el banquillo. Kiko, lesionado, y Juninho, que descansó en este tiempo, son los depositarios de buena parte de las esperanzas rojiblancas para dar ese salto de calidad. Y eso pese a que jugadores como Pantic- o José Mari se resisten a verse alojados en el banquillo y tiraron de algo de repertorio.

La entrada en el segundo tiempo de Juninho, Futre y Vieri dotó al equipo rojiblanco de más profundidad. La visión del pequeño jugador brasileño y las ganas y velocidad de un nuevo Futre imprimieron un ritmo superior al partido, que, no obstante, siguió por un cauce de lentitud desesperante por momentos. En uno de esos pases en profundidad del brasileño, Aguilera fue objeto de un clarísimo penalti, que el italiano Vieri desperdició con un disparo duro que fue atajado por Ronaldo. Vieri dio cuenta de su velocidad y su fuerza, pero aún tiene que demostrar que puede ser el gran delantero centro que necesita el Atlético.

Antic, más preocupado en montar en este inicio de temporada el engranaje desde atrás, mantuvo todo el partido a la defensa titular. Sólo un par de errores en las salidas de Jaro, en balones parados, pusieron en aprietos a una defensa que sigue moviéndose bajo los designios que marca Santi. El central brasileño Andrei dio muestras, cómo no, de la dureza de su disparo pero también de la de su cadera. Ante unos delanteros no especialmente habilidosos, Andrei picó más, de una vez ante los amagos de sus rivales.

El resto del equipo, centro del campo y delantera, permanece a la espera de que se asigne con nombres y apellidos la titularidad. De medio campo hacia arriba, el Atlético tiene superávit de buenos jugadores, pero el desequilibrio parece quedar reducido a las botas mágicas de Juninho y Kiko.

El Corinthians, ayuno de al menos algún jugador que destacase por sus virtudes técnicas, se plantó en el campo como cualquier equipo europeo al uso: defensa en zona, bien colocado, presionando en las bandas, y esperando la inspiración de los de arriba... si es que llega. Poco más. Sólo los dos volantes del Corinthians, Souza y Fabio Augusto, dieron una mínima expresión del talento que se presupone a casi todos los jugadores brasileños.

Afectados por el expolio de sus figuras de verdad, exportadas cada vez más jóvenes a Europa, los brasileños han encontrado. en el conjunto su identidad, por encima de las individualidades. Como muestra, Gilmar, un mediocentro defensivo, poderoso físicamente, no muy rápido, que puede pasar por haber sido clonado en cualquier experimento científico del deportivista Mauro Silva.

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Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

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