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Capilla ardiente en el parque de bomberos

Los montañeros muertos eran considerados expertos alpinistas

La muerte de los cuatro alpinistas andaluces el fin de semana pasado en el Mont Blanc sembró la desolación en sus familias. Patricio Guerra Fernández, Ignacio Cote Dueñas, Rafael Castillo Luque y. Federico- Mera Miranda eran considerados expertos alpinistas. De hecho, el accidente les sobrevino a unos cien metros de la cumbre del Mont Blanc. Para llegar a esa altura por la difícil vía del Fréney se requiere algo más que la pericia de unos aficionados. Todos los testimonios coinciden en que los cuatro alpinistas eran expertos deportistas. Un ejemplo palpable de esto era la fama de alpinista avezado que tenía Castillo en su ciudad.Castillo, de 28 años, era natural de Córdoba y trabajaba de bombero. Tras la llegada de su cuerpo a Córdoba el próximo jueves, la capilla ardiente quedará instalada en las dependencias del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) de Córdoba. Así lo han decidido sus compañeros, que lo recuerdan todavía cuando el 15 de julio partía de vacaciones con la intención de lograr el más difícil todavía ascendiendo al Mont Blanc por la vertiente italiana. Antonio Aguilar, teniente de alcalde de Seguridad en el Ayuntamiento cordobés, ha afirmado que la afición de Rafael Castillo por la escalada era tal que todo el mundo lo conocía por el apelativo de El Trepi, ya que, cuentan, desde pequeño trepaba todo lo que se le pusiera por delante.

Más información
"24 horas encima de una roca a más de 4.000 metros, con un compañero muerto colgando"

Con sus 28 años recién cumplidos Castillo gozaba de merecido prestigio entre los montañeros cordobeses. Había realizado ascensiones en el Reino Unido, Francia, Italia, Suiza, África, Suramérica y en todos los macizos españoles.

Otro montañero cordobés, el joven de Puente Genil David Moscoso, preparaba con Castillo la subida al Chouboyu, en el Himalaya, el quinto monte más alto del planeta, con 8.201 metros.

Guerra, de 23 años, era natural de Alcalá de Guadaira (Sevilla). Trabajaba con su padre en el concesionario que éste tiene de una firma de coches en el municipio. Sus padres estaban ayer en la localidad italiana de Courmayeur. Un tío de Guerra describió las cualidades de su sobrino: "Le gustaba mucho el deporte. Todo su tiempo libre lo dedicaba al alpinismo

Cote, de 26 años, realizaba la prestación militar sustitutoria y había desempeñado antes trabajos temporales. Una de sus ocupaciones fue trabajar en la Expo. Cote practicaba el alpinismo desde hacía varios años y había logrado que su familia aceptara su afición al ver que le llenaba.

Mera, de 24 años, vivía en Sanlúcar la Mayor (Sevilla) y trabajaba en un negocio familiar de papelería.

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