Sainz opta al triunfo frente Eriksson

El Mundial de rallies vivía la pasada madrugada en Nueva Zelanda una jornada que podía cambiar su signo. La última etapa de la novena prueba de la temporada ofrecía a Carlos Sainz (Ford) la llave para entrar de nuevo en la lucha por el título en la parte final del campeonato. El piloto madrileño partía con una opción sólida de conseguir su segundo triunfo de la temporada y rentabilizar las retiradas prematuras de Tommi Makinen y Colin McRae, sus principales enemigos en el Mundial. Anoche sólo ocho segundos le separaban del sueco Kenneth Eriksson (Subaru), líder de la carrera al encarar esta madrugada los últimos 95 kilómetros cronometrados."Voy a pelear por esta victoria", anunciaba Sainz al término de la segunda etapa, en la que perdió la primera posición y tuvo que apretar los dientes para mantener la posibilidad de éxito. Era un aviso innecesario, pues el bicampeón español nunca ha renunciado a la batalla cuando la diferencia es tan pequeña y los puntos en juego para el campeonato tan importantes. Cada triunfo en el Mundial supone un botín de 10 puntos, mientras que la segunda posición se premia con seis.

Antes de viajar a Nueva Zelanda,. Sainz era tercero en la clasificación general del Mundial y acumulaba una desventaja de 14 puntos respecto a Makinen y cuatro respecto a McRae. Su anterior triunfo en Grecia, en el Rally Acrópolis, le había permitido empezar a rehacerse de una primera parte de la temporada no del todo buena. Y el resultado de Nueva Zelanda servía para confirmar que aún puede soñar con su tercera corona. Pero no era lo mismo sumar 10 puntos que seis. Después de este rally quedarán sólo cinco pruebas para el final del campeonato.

En la etapa de ayer, Eriksson desempeñó a la perfección su trabajo de gregario para el escocés McRae, candidato de Subaru en el Mundial. El piloto sueco, que este año ya ganó en su país derrotando precisamente a Sainz, no cuenta para la lucha final por el título, pero resistió el acoso del piloto español para ayudar a su jefe de filas, que había abandonado el primer día víctima de una avería en el motor Eriksson se benefició, además, de un factor relevante en Nueva Zelanda que, en cambio, resultaba favorable a Sainz en la etapa definitiva. El líder de la prueba es quien abre el recorrido a lo largo de toda la jornada, limpiando la gravilla de la superficie de tierra y permitiendo que los que circulan a continuación tengan ventaja. Por eso ayer, por ejemplo, los tiempos más rápidos de la segunda etapa los obtuvieron el inglés Richard Burns (Mitsubishi) y el número dos de Ford, el finlandés Juha Kankkunen, que corrían detrás de Sainz y Eriksson.

"En la última etapa será al revés", comentó el piloto español. "Erikson nos barrerá la pista a nosotros, aunque aun así no va a ser fácil derrotarle. Vamos a tener que atacar al máximo". Ya lo hicieron ayer y el alto ritmo de carrera impuesto por los dos candidatos al triunfo -Kankkunen, tercero, lo tenía difícil aunque sólo estaba a 32 segundos de Eriksson motivó un ligero error de Sainz, que realizó un trompo que le costó unos 10 segundos y el liderato en el primer tramo de la etapa.

Por su parte, Oriol Gómez (Seat) afrontaba la última etapa en cabeza de la categoría F-2.