Vieri llega y se cabrea
El caos preside el recibimiento al delantero del Atlético
Vieri llegó y se cabreó. Su avión, procedente de Milan, aterrizó en Madrid a las 21.55 horas de ayer, con una hora de retraso. Fue abrirse la puerta de llegadas de Barajas con Christian Vieri al fondo y estallar el caos. El nuevo fichaje del Atlético se detuvo un instante embutido en su polo azul y en sus bermudas veraniegas. No se esperaba un recibimiento tan masivo de periodistas. Disfrazó su sorpresa con una sonrisa. No le dio tiempo a rnucho más: una nube de reporteros y curiosos se le echó encima. Un remolino humano, un griterío inquisitivo. "¡Chrítstian!, ¡Christian ... !". "¡Tranquilos, hombre, tranquilos!", acertó a pronunciar un periodista acorralado entre dos cámaras de televisión. En medio de la turba estaba Christian Vieri, de 24 años, al que se le apagó de forma fulminante el gesto afable. Y, escoltado por Clemente Villaverde, el director deportivo del Atlético, y de sus representantes, emprendió la huida hacia el aparcamiento.La prensa no se rindió. Y se peleó por unas palabras suyas (no es una metáfora). Un emocionado ayudante de cámara de televisión, como un rayo, cazó por la manga al ex delantero del Juventus y se le colgó, literalmente, al grito de "¡un messaggio per le tifosi!". Con el polo azul por los sobacos, el gesto de Vieri pareció anunciar que se había superado el límite de lo soportable. Se deshizo como pudo del cámara. Y, como pisando la media luna del área en un desmarque, aceleró el paso. Buscó con la mirada una vía de escape. Clavó sus ojos en la puerta de salida y hacia ella arrancó a toda velocidad, pasando por una fila de asientos que superó a saltos.
Nada lo detuvo. "¡Una rueda [de prensa]!, ¡una rueda!", gritaba un reportero, "¡hay que formar una rueda!". Unos quince periodistas consiguieron rodearle, soltar al aire alguna pregunta, pero Vieri no aminoró su avance. Se sucedieron gritos, flashes, empujones... El nuevo ariete del Atlético exhibió sus poderes ante los medios de comunicación: potencia en el choque y un cuerpo de 83 kilos que lo sacan airoso de cuaIquier avispero. Lo tienen claro los defensas.
Ya en la calle, donde se desataba una tormenta de verano, y. ante una prole de periodistas exhaustos, Vieri pronunció sus únicas palabras: "El Atlético es un buen equipo. El presidente se ha gastado- mucho dinero. Espero que todo vaya bien. Non capisco, non capisco". Acto seguido se subió a un coche y desapareció.
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