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El homicida del marroquí recibió su arma estando en tratamiento psiquiátrico

Jan Martínez Ahrens

El revólver Astra calibre 38 que llevaba Miguel Martínez Usea, la noche en que supuestamente mató de un tiro por la espalda a Mourad el Abidine le había sido concedida cuando estaba bajo tratamiento psiquiátrico. Así lo ha puesto al descubierto la investigación judicial, que también ha destapado que en el momento del crimen este guardia civil en la reserva portaba, además del revólver, una canana con 15 balas y un cuchillo con 15 centímetros de hoja. En sus declaraciones ante el juez, el presunto homicida alegó que llevaba este arsenal porque cuando salía a la calle "sentía miedo".

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Las declaraciones ayer de Martínez Usea, de 32 años, dieron un nuevo giro al caso. El guardia civil en la reserva, siempre según fuentes judiciales , sacó a relucir el tratamiento psiquiátrico al que estaba sometido desde hacía más de dos años. Aunque no especificó el origen de su problema mental, sí que reconoció que, debido a los trastornos que le causaba, había tenido que acudir al hospital militar Gómez Ulla, donde le prescribieron una fuerte medicación.Esta declaración, sobre cuya veracidad ni siquiera alberga dudas la acusación particular, pone de nuevo en entredicho el mecanismo que permitió que se le concediese un arma de uso personal.

Martínez Useá, que abandonó el servicio activo,por un accidente de tráfico el 19 de julio de 1996, pidió posteriormente permiso para un revólver Astra de uso personal. Este tipo de licencias, de las que en Madrid sólo hay 3.500, se conceden únicamente si se demuestra su "estricta necesidad" -por ejemplo, estar amenazado por ETA- y si se cumplen una serie de requisitos, entre ellos carecer de anteceden tes y superar un test psicotécnico. El supuesto homicida, pese a estar bajo tratamiento en un hospital militar, burló estos controles y obtuvo el 20 de diciembre. de 1996, con el beneplácito de la Guardia Civil y la Delegación del Gobierno, la licencia.

A este sorprendente hecho se sumó meses después otro no menos llamativo. El pasado 28 de abril, Martínez Usea fue detenido en Arganzuela por una supuesta agresión sexual. El caso fue comunicado por la Policía Nacional a la intervención de armas de la Guardia Civil para que le retirasen inmediatamente la licencia, extremo que no se cumplió. Y así, la noche del crimen salió a la calle armado con un revólver, un cuchillo jamonero y una canana con 15 balas. Todo un arsenal que ayer ante el juez justificó por su "miedo" a encontrarse con un problema y no poder resolverlo. EI resultado fue que esa noche, en la calle del Barquillo, descargó sin motivo cuatro tiros -uno mortal- contra el marroquí Mourad el Abidine. Una terrible acción que Martínez Usea, tras declararse arrepentido, atribuyó a un intento de robo y desvinculó de cualquier móvil racista.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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