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TOUR DE FRANCIA 97

Estrella contra su pesar

Induráin visita la ronda, aunque no vestido de ciclista

Carlos Arribas

Miguel Induráin está en Rouen para la salida del Tour, pero vestido como va con traje y corbata es difícil imaginárselo sobre una bicicleta. "Mucho mejor así que vestido de corto, con el frío que hace".Acaba de salir del gigantesco escenario de la pista de patinaje de Rouen donde se ha juntado con los otros pentaTour. vivos _Merckx e Hinault- para recibir el aplauso del público y homenajear a Jacques Anquetil, también cinco veces ganador del Tour, pero muerto hace 10 años. A espaldas de Induráin, entre bambalinas, se preparan para desfilar los equipos. Es el turno del Telekom. No le ven al navarro, pero éste se vuelve y le da una palmada en la espalda al ciclista alemán Udo Bolts, que reacciona sorprendido. Detrás marcha Bjarne Riis, el danés que le destronó en 1996 y del alguna le condujo a finiquitar su carrera. Se dan la mano vigorosamente. Hablan unos instantes. "¿Qué te ha dicho?", se le pregunta después a Induráin. "No me acuerdo", responde. "Como habla tantas lenguas". Aparece por allí Hinault, en plan maestro de ceremonias, reclamándole. "Me que daré aquí hasta el domingo, pero voy siempre a rueda de Hinault" Ayer, Induráin se animó a colaborar en los comentarios de la etapa prólogo para TVE- 1, junto a Perico Delgado, el otro mito reciente del ciclismo español.

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Homenaje a Anquetil

La rueda del ciclista bretón le condujo ayer al cementerio de Quincampoix, un pequeño patio de iglesia en las afueras de Rouen. Allí, con retraso -Anquetil, el maniático de la puntualidad no se lo habría permitido-, presentaron sus respetos ante la tumba del primer ciclista que ganó cinco Tours, un túmulo de mármol negro con lápida en forma de libro autografiado por Anquetil. Todo el pueblo alrededor. Todos dejan de lado a Merckx e Hinault y se lanzan a avasallar al navarro, cuyo recuerdo permanece muy vivo entre los aficionados franceses. No puede evitar los tumultos en su torno ni vestido de traje oscuro. "El Tour marcó parte de mi vida y por ello he podido comprobar que se me recuerda mucho en Francia", comenta.Induráin, que no quiere hacer nada este año, no para de viajar por compromiso. Apenas coge la bicicleta. "No he hecho ni 1.000 kilómetros este año", dice el hombre cuyas temporadas se completaban con más de 50.000 kilómetros recorridos. "Sólo salgo cuando a mi hermano Pruden le tocan salidas suaves y aun así me cuesta seguirle". De ciclismo le cuesta hablar, más que nada porque apenas lo sigue. "Intenté ver el Giro por televisión, pero se me caía la cabeza y me quedaba dormido", dice con absoluta sinceridad. De todas formas era obligatorio preguntarle por el primer Tour sin su presencia activa en 12 años. "Es diferente hablar de favoritos cuando se está dentro de la carrera que cuando se es espectador. De todas formas, veo este Tour más abierto. Antes era yo el corredor de referencia y ahora falta. De todas formas, cuando se va uno llega otro. El favorito es Riis, porque es el último ganador, y luego hay un grupo de 10 o 15 jóvenes que pueden estar ahí". -¿Olano?- "Olano ya ha hecho cosas bonitas, pero nunca había luchado por el Tour. Y ahora le ha llegado la oportunidad de enfrentarse al Tour".

A rueda de Hinault, Induráin se marcha de Francia, donde en los últimos años ha sido la referencia constante para los aficiones del mundo y para la gente de su país. Hoy volverá a España para alejarse del mundanal ruido. "Me han llovido las ofertas para comentar el Tour, pero no quiero trabajar. Quiero descansar. Ver el Tour sin asociarlo a un trabajo". Por primera vez desde que tenía 21 años. No está mal.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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