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La obsesión de Blair por el paro juvenil

El nuevo plan de empleo laborista se propone reintegrar al trabajo a 178.000 jóvenes británicos

Isabel Ferrer

Gordon Brown, ministro británico de Finanzas, se empleó ayer a fondo en lo que mejor hace, asegurarle al contribuyente que ha empezado una nueva era económica y social en el Reino Unido y que su departamento contribuirá a sufragarla. Entre los llamados a colaborar en el esfuerzo común hay cerca de 200.000 jóvenes en paro que serán animados y, si es preciso, forzados a buscar un empleo con ayuda del nuevo programa incluido en los primeros presupuestos elaborados por el laborismo en casi dos décadas.Si no estudian más o se suman a los cursillos de capacitación que les serán brindados por el Gobierno, pueden perder el subsidio de paro durante un mes. Una "gran idea" del ministro desdibujada algo ayer por el temor a que unos 20 millones de futuros pensionistas puedan verse obligados a pagar más si quieren mantener el nivel económico de sus pensiones.

"Propaganda conservadora", replicó el ministro, crispado. Según él, la supresión de la desgravación fiscal aplicada hasta ahora a los fondos de pensiones personales o pactados con las empresas, no supondrá pérdidas para nadie. Algunos analistas financieros sugirieron ayer, bajo un coro de acusaciones conservadoras contra Brown, que unos 20 millones de británicos deberán abonar hasta 190 libras más al año (47.3 10 pesetas) si no quieren ver sus pensiones desvalorizadas.

Hacienda lo negó y contraatacó con una descripción detallada de lo que piensa ofrecer a los jóvenes que lleven seis meses desempleados. Los 3.500 millones de libras (871.500 millones de pesetas) destinados a devolverles al mercado de trabajo serán repartidos con rigor e incluso con rudeza. Sus destinatarios, 178.000 personas entre 18 y 25 años (los primeros cálculos oficiales cifraban el objetivo en 250.000) tendrán que ganarse el puesto a pulso y no podrán declinar la invitación. Si lo hacen, caerá sobre ellos toda la fuerza de un nuevo ministro de hierro, que se declara impulsado por una misión social.

En su cruzada nacional contra el paro, ofrecerá a los jóvenes cuatro opciones: una primera propuesta de empleo temporal (seis meses) con una empresa, que recibirá 60 libras de subvención (casi 15.000 pesetas) por candidato contratado; trabajo en una organización de voluntarios durante un periodo similar; un puesto en los nuevos equipos dedicados a tareas medio ambientales, o bien sumarse, a tiempo completo, a cursos educativos o de formación profesional."La quinta posibilidad, que darse en casa y cobrar por nada, no está contemplada", subrayó ayer Gordon Brown. Los que rechacen colaborar serán penalizados con la su presión un mes del subsidio de desempleo. El programa tendrá, cobertura nacional a partir del próximo mes de abril. A los 350.000 adultos que llevan dos o más años parados les será ofrecido un empleo. Las empresas recibirán por cada uno que contraten 75 libras, 18.675 pesetas.

Los que quieran estudiar más de 16 horas semanales no verán reducidos, como ahora, sus ingresos. Prepararse valdrá lo mismo que buscar trabajo de forma activa. Con todo lo dicho, el ministro deberá superar ahora dos obstáculos. Tiene que convencer, por un lado, a los propios jóvenes de las bondades de una oferta qué difiere de otros programas anteriores, famosos por generar cinismo dada su vertiente casi caritativa.

Los sindicatos de funcionarios, además, le han pedido que el impuesto sobre los dividendos repartidos por las empresas privatizadas, principal soporte del plan de empleo, sirva también para asegurar que no haya pérdida de puestos de trabajo en el sector público

La posible subida de los tipos de interés, prevista por algunos especialistas incluso para la próxima semana, no fue abordada con detalle por el ministro. La confederación de comerciantes anunció que un 59% de sus miembros ha experimentado un aumento de volumen de ventas, comparado con las cifras de junio de 1996. El crecimiento anual se sitúa en un 38%.

Después de un día turbulento, la Bolsa también subió, sobre todo porque las tasas que gravan los dividendos de las empresas privatizadas fueron menores de lo que se creía. Algunas, como British Telecom, vieron subir un 6% su cotización porque la factura que les pasará el Gobierno está por debajo de sus propios cálculos: unos 500 millones de libras (124.500 millones de pesetas), según el Tesoro. La cifra es la mitad de lo que temía la compañía. British Gas, por el contrario, deberá abonar 513 millones de libras, 127.737 millones de pesetas.

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