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Desengancharse del monedero

El libro "vivir mejor con menos" propone alternativas al guso irracional por el consumismo

Carlos de Vega

"¡No compréis nuestro libro!, consultadlo en las bibliotecas o compartidlo con los amigos". Lo dicen Alicia Arrizabalaga y Daniel Wagman, autores de Vivir mejor con menos. Afirman que queremos conquistar la felicidad acumulando objetos, cuando el consumismo lo único que provoca es insatisfacción, degradación del medio ambiente e injusticia social. Proponen, entre otras, una terapia para combatirlo: el trueque. Una entrevista con el filósofo Fernando Savater completa el libro, que ayer fue presentado por la editorial Aguilar.Daniel Wagman fue hippy antes que residente en España. De aspecto jovial y aventurero, llegó de California a finales de los anos setenta. Hoy trabaja como especialista en reciclaje de residuos. Aunque ha sucumbido al teléfono móvil y a otras comodidades "necesarias", dice que es insostenible una sociedad que confunde los centros comerciales con espacios de tertulia. "Dedicamos un tercio de nuestra vida laboral a pagar el coche que contribuirá a hacer insoportable la vida en las ciudades". El libro hace hincapié en el error de sustituir las necesidades afectivas que tenemos por las falsas satisfacciones que nos proporciona el dinero. Compramos demasiada comida, demasiada ropa, demasiadas medicinas y... demasiada soledad. La industria del sexo lo sabe. El 5% de las páginas de los periódicos está dedicado actualmente a la compraventa de afectos.

Ética es la palabra clave para Arrizabalaga. Es psicóloga y vive a caballo entre Madrid y Lanzarote, donde intenta llevar adelante un proyecto de educación ambiental. No cree que la lucha contra el becerro de oro sea gratuita. "No es justo que el 20% de la población mundial disfrute del 80% de la riqueza, o que estemos destrozando el planeta aumentando la producción sin control". El libro está lleno de razonamientos lógicos y obvios. Savater no cree que sea un trabajo en balde: "También Voltaire dijo muchas obviedades de las que nadie se dio cuenta precisamente hasta que él las escribió".

Vivir mejor con menos incluye multitud de propuestas para acabar con la dependencia patológica del monedero. Desde hacer un inventario con todas las cosas que tenemos y nunca utilizamos hasta dejar dos días de reflexión antes de comprar una prenda de ropa de la que nos hemos encaprichado. Eso si, consumir menos a veces significa gastar más. Wagman reconoce que, hoy por hoy, comprar productos biológicos es más caro que comprar los que nos regalan decenas de conservantes y colorantes.

Las terapias de grupo son las más atractivas. Las cooperativas de consumo funcionan desde 1850 y, además de. promover la compra responsable, facilitan las relaciones humanas. Se trata de adquirir una o dos veces al mes la cesta de la compra para luego repartirla entre los miembros de la cooperativa. 200.000 japoneses forman la cooperativa Seikatsu. Es una de las más grandes, del mundo y, además de tener sus propios almacenes, produce alguno de los bienes que consume. Wagman revela que este sistema es una forma de presionar a la industria para que produzca alimentos biológicos.

Otra solución frente al poderoso caballero es el milenario trueque. Yo te arreglo el fregadero si tú me enseñas alemán. En España fue Wagman quien lo introdujo hace dos años. Hoy existen pequeños grupos de trueque en Madrid y, sobre todo, en núcleos pequeños de población. Los países anglosajones fueron la vanguardia de este movimiento. En Australia hay comunidades de cien personas, que mueven al año una actividad valorada en 30 millones de pesetas.

El libro también propone las tiendas de barrio, los mercados de segunda mano y la propiedad compartida. Todo dirigido a que, como dice Savater, las cosas no terminen adueñándose de la persona. El filósofo añora la época en la que las cosas adquirían con el tiempo el aura de sus propietarios y eran mejores cuanto más duraban. "Llegará un momento en el que nos daremos cuenta de que tenemos que acumular cosas que no se venden en las tiendas, como el lenguaje, las ideas o la sensibilidad musical".

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Sobre la firma

Carlos de Vega
Subdirector de vídeo de EL PAÍS. Ha desarrollado casi toda su carrera periodística en medios audiovisuales. Fue corresponsal en Estados Unidos de CUATRO y editor y presentador de informativos en Deutsche Welle. Se incorporó a El País en 2015. Es máster de periodismo por la UAM-El País

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