_
_
_
_

Los rockeros prefieren "Jalisco"

Un auténtico mariachi mexicano se gana, a un público moderno en el concierto por Chiapas

"Se nota que hay cariño, que es la dinamo que alimenta toda revolución", dijo Santiago Auserón, ahora Juan Perro, dirigiéndose a los asistentes cuando acabó su intervención en el concierto celebrado el martes en Madrid a favor de los guerrilleros zapatistas. Por esa velada solidaria desfilaron casi una quincena de artistas españoles y un auténtico mariachi mexicano. Ante la ausencia de un buen sonido, los altibajos de los participantes, la incomodidad de una sala abarrotada, el calor sofocante en una noche que no era calurosa y la ausencia de un maestro de ceremonias que fuera presentando a cada artista, el público contestó, precisamente, con cariño. Y al final, gracias al mariachi, añadió el baile patoso y el regocijo. Se trataba de reunirse con poetas, escritores y cantantes en torno a una idea: compartir el sentimiento romántico de que en alguna parte del mundo, aún se puede ensalzar al hombre por encima de todo. Ya se sabe, desde hace años, en la selva de Chiapas, al sur de México, se ha organizado una resistencia que encabeza el subcomandante Marcos al frente del Ejército Zapatista de Libera ción Nacional (EZLN). Inspira dos en el legendario Emiliano Za pata, líder de la lucha por la libertad y contra la opresión, estos modernos zapatistas organiza ron en la primavera de 1996 el Primer Encuentro por la Humanidad y contra el Neoliberalismo. Quieren ahora celebrar otro a partir del 26 de este mes en diferentes puntos del Estado español. Para toda la gente que se va a movilizar había que crear una infraestructura y este con cierto era otra forma de proveer se de recursos.

Al iniciarse el acto, Isabel Escudero, compañera del profesor Agustín García Calvo, leyó una carta del propio Marcos para la ocasión. Un vídeo con escenas de la vida en Chiapas y declaraciones del líder guerrillero dio paso a las actuaciones. El escenario, presidido por la imagen de Zapata y la bandera del EZLN, acogió a Mercedes Ferrer, Frank T. y al escritor Jesús Ferrero. Detrás vinieron Corcobado; Cristina, de Dover, en plan Joan Baez, y uno de los momentos más delirantes: Manolo Kabezabolo, mediante descarnado punki, no dejó títere con cabeza -desde Aznar, a ritmo de La chica yeyé, hasta el mismo Rey- y fue el único al que se le pidieron más canciones. Juan Perro, Andrés Calamaro -que recordó al recién fallecido Pepe Risi, de Burning-, Robe Iniesta, de Extremoduro, y el guitarrista flamenco Pepe Habichuela dieron paso a Agustín García Calvo.

Leyó La balada de las cárceles madrileñas y el público rockero y rebelde hizo un inusitado silencio, llegando a corear con él algunos versos. Josele, de Los Enemigos, y Antón Reixa finalizaron la presencia española y llegó el momento más divertido.

Bernardino, un charro de peso, salió con un genuino mariachi al grito de "¡viva Zapata!". Los rockeros sucumbieron y ensayando tímidos y patosos bailes no tuvieron más remedio que rendirse a la fuerza de grandes clásicos como ¡Ay, Jalisco! El rey, Volver, volver, Adelina o el himno zapatista, Carabina 30/30.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_