"No nos hemos equivocado al aliarnos con LAV
El sindicato ELA-STV es un caso singular. Desde 1980 mantiene una abrumadora mayoría en el País Vasco, donde concentra el 42,83% de los delegados, y tiene el segundo puesto en Navarra. Buena parte de los esfuerzos de la central nacionalista se dirigen a conseguir que su papel hegemónico en Euskadi sea reconocido en Madrid por los sindicatos de ámbito estatal. Su secretario general, José Elorrieta (Loiu, Vizcaya, 1951) sostiene que la feroz pugna que mantiene con UGT y Comisiones se debe a la resistencia de éstos a reconocer la singularidad del espacio sindical vasco.El líder de ELA, que celebra hoy y mañana su IX congreso en Bilbao, defiende contra viento y marea la polémica unidad de acción con LAB, el sindicato vinculado al entorno de ETA.
Pregunta. Se habla mucho de la crispación entre partidos, pero lo que se vive entre los sindicatos vascos es una lucha a muerte. ¿Cómo es posible tanta ferocidad?
Respuesta. En los últimos cuatro años han ocurrido varios fenómenos que suponen un gran cambio en las relaciones intersindicales en Euskadi. Lo nuevo a algunos asusta, a otros incomoda y quizá a otros les agrada. En los años ochenta había una organización muy pequeña, LAB, que tenía el 4% de los delegados, y que por razones políticas quedaba marginada, lo que llevó a unas relaciones a tres con Comisiones y UGT. ELA era el sindicato mayoritario, pero no en grado suficiente para imponer su modelo, por lo que había una situación de equilibrio y de cierta neutralización entre los tres.
P. ¿En el reconocimiento del famoso "marco vasco de relaciones laborales" está la madre del conflicto?
R. Durante los ochenta había varios factores de orden legislativo y político que nos condicionaban, de modo que, teniendo más que el doble de delegados que Comisiones y UGT, no podíamos ejercer esa mayoría. Eso es lo que ha cambiado, y de forma aparentemente brusca. LAB se ha situada al mismo nivel de representación que UGT y CC OO, se ha sindicalizado, y el cambio del artículo 84 del Estatuto de los Trabajadores, ha creado las circunstancias para plantear un mapa sindical donde se plasme la mayoria ELA-LAB. Siempre he dicho que si CC OO y UGT del Estado aceptaran de buen grado el artículo 84, la normalización de las relaciones sindicales ganaría mucho. Pero si se pretende centralizar la negociación a nivel estatal, uniformizarla, y encima se nos dice que si falla se cambiará la ley, estaremos en frente. No es un problema de crispación, es un problema de reglas de juego, de respeto a la mayoría sindical en Euskadi. Y eso no se acepta; ahí está el tema de la formación continua, que es de escándalo. Se monta el discurso de la caja única, de la unidad de mercado, de la solidaridad como un discurso de clase, cuando es de un corporativismo tremendo; porque ahí coinciden CC OO y UGT con la patronal CEOE. No se explica el consenso institucional que tenemos, por ejemplo, con la Consejería de Trabajo [de la que es titular el socialista Ramón Jáuregui], que no es sospechosa de abertzalismo. Y luego hay otro elemento, el modelo de intervención sindical.
P. ELA mantiene desde 1980 una mayoría que se puede considerar insultante. ¿Corre el riesgo de morir de éxito?
R. Se puede morir de muchas cosas. Normalmente se muere de los errores y uno puede ser la prepotencia. Pero un sindicato mayoritario también puede morir de un exceso de responsabilidad. De creernos que somos tan importantes, por ese ejercicio de consenso y responsabilidad que se nos exige, que renunciemos a nuestras señas de identidad reivindicativas y al papel de contrapoder.
P. Pero a ustedes no se les critica por moderados. Se oponen a la reforma de las pensiones, a la reforma laboral, a casi todo...
R. ELA hace eso, pero también plantea otras muchas cosas. Hoy existe una corriente ideológica neoliberal que mantiene la tesis tramposa de que si no hay más empleo es porque la regulación del mercado de trabajo no funciona. Aceptar eso nos lleva a una reforma continua y a la baja.
P. Al defender su controvertida alianza con LAB siempre destaca el cambio de este sindicato en el terreno sindical. Sin embargo, en lo político LAB no se ha movido un ápice.
R. Ese es un dato, efectivamente; y eso explica nuestra respuesta al asesinato por ETA del funcionario de prisiones Gómez Elósegui. La incapacidad de LAB de hacer un gesto, un movimiento, a nosotros nos preocupa. Pero este asunto hay que cogerlo de forma dialéctica.
P. Si ELA mantiene esa apuesta arriesgada es porque saca beneficios o por no reconocer que se ha equivocado.
R. Niego la mayor. Creo que no nos hemos equivocado. El tiempo transcurrido es muy corto, las experiencias tienen sus luces y sus sombras, y es cierto que el proceso no está en su fase más satisfactoria, pero tengo la sensación e que hay sectores sociales y políticos de este país que nos animan a continuar en ese camino.
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