_
_
_
_
Entrevista:ENTREVISTA IMPERTINENTE

"Por encima de mí no pasa nadie"

Àngels Piñol

Luis Enrique, de 27 años, se ha integrado como una seda en el Barça, que acaba de mejorarle su ficha. La afición culé ha acogido con los brazos abiertos a quien consideraba hasta hace bien poco un símbolo del madrididismo. Todo en un año. Un récord.Pregunta. Se ha equivocado de bando. Ficha por el Barça y el Madrid gana la Liga.

Respuesta. No, las cosas se hacen por convencimiento, no pensando en los títulos.

P. Pero le debe fastidiar haber dejado un equipo campeón.

R. No tiene por qué.

P. ¿Sabe que en la época de Cruyff la Recopa que ha ganado se despreciaba?

R. Si alguien tiene tantísimo nivel para despreciar una Recopa... Para mí era un título imposible de alcanzar hace años y me hizo ilusión.

P. A muchos se les pusieron los pelos de punta cuando fichó por el Barça. ¿Cómo ha conseguido caer tan bien en el Camp Nou?

R. Primero, no creo que haya sido nunca símbolo del madridismo, sino que hay gente que por su carácter o su forma de jugar o de ser cala más hondo. De ahí a ser un símbolo va mucho. He hecho lo mismo que en los otros equipos, con suerte. Las cosas me están saliendo muy bien y noto el cariño de los catalanes.

P. Dijo en la plaza de Sant Jaume: "Digan lo que digan por ahí, los catalanes sois collonuts". ¿Qué se dice por ahí?

R. Cuando se está fuera de Cataluña se oyen cosas que no se adaptan a la realidad de los catalanes. Los extremos están mal. No hay que exagerar: Hay gente buena y mala en todas partes.

P. Ahora me dirá encima que estudia catalán.

R. No, eso está muy de moda, pero a mí con saber el castellano bien y un poco la lengua de Shakespeare ya me vale por ahora.

P. Se sabe que, además de llevar tatuajes y cadenas de cuero, usted lee mucho ¿Le interesa difundir esa imagen de intelectual?

R. Como futbolista no tengo ningún interés en que se sepan cosas de mi vida personal. No se cuántas veces me habrán preguntado este año: "¿Estás leyendo algún libro?". Cuando contestas cuatro veces cuatro libros diferentes, la gente interpreta que lees. Leo porque cuando uno se dedica al deporte también tiene que cultivar un poco la cabecita y porque hace ya años que dejé de estudiar.

P. En la Eurocopa iba con melena y al Barça llegó rapado. ¿Lo hizo para que se le confundiera con Ronaldo?

R. Me rapé en Gijón. Lo hice porque me gusta, no por romper con una imagen anterior ¿Por Ronaldo? No... Creo que ni poniéndome el 9 ni cosas así.

P. Lo tienen ahora claro sin el brasileño.

R. Me gustaría que el mejor jugador del mundo se quedara, por supuesto. Podré vacilar con mis nietos y, decirles: ",Yo jugué con Ronaldo!". He aprendido cosas de él, pero también de los canteranos, como Arnau o Felip, porteros del filial.

P. Tiene fama de puño fácil. A su favor tiene que le rompieron la nariz en Estados Unidos, pero golpeó a un fotógrafo en Madrid y un seguidor del Espanyol le denunció por agresión... ¿Qué pasa?

R. Como cualquiera, exijo que se me respete. Y no permito que nadie pase por encima de mí. La gente cree por mi forma de jugar que soy igual fuera del campo, y eso es mentira. Pero aparte de todos esos problemas, hasta ahora no he pegado a nadie. Lo que sí hice en Madrid, fue romper una cámara. No tengo por qué esconderlo. Ya la pagué por voluntad propia, sin llegar a juicio, después de que reconocieran que me querían pisar o pasar por encima de mí. Por encima de mí sólo se pasa a la fuerza. Intento imponerme. Me lo enseñó mi familia. No porque uno sea más alto, más fuerte, más guapo o con más dinero tiene derecho a pisarte.

P. ¿Y lo del seguidor?

R. Ni lo agredí ni salió malparado. Esa persona [un aficionado que aguardaba la salida del Barça en el estadio de Sarriá, donde los azulgrana perdieron por 2-01 estaba interesada por un dinero. Y alguien -ni yo ni mi familia- pagó para evitar problemas. Estoy en contra de que se pague [lo hizo el Barcelonal porque las injusticias no deben ser premiadas.

P. Pero algo de imagen de chulo sí tiene. Laudrup se amilanó en el Camp Nou con el Madrid y a usted en el Bernabéu le pasó al revés.

R. Laudrup no se acobardó. Popescu le marcó muy bien. Yo también tenía mis dudas, pero una cosa clara. Hay dos formas de volver al Bernabéu: o pasando totalmente desapercibido o puteándote mucho. Y yo prefiero que me puteen. Es verdad: quería que me silbaran mucho. Eso quiere decir que les dolió que me marchara. Está clarísimo.

P. ¿No será una historia de desamor?

R. No, yo firmé por cinco años. Ni por seis, ni por siete. No se llegó a un acuerdo, incluido entre otros el tema económico. Jugué cada temporada 30 partidos. En los últimos cuatro meses me silbaron y fue una buena pretemporada. Les podía fastidiar que me fuera. No hay ningún problema. No he asesinado a nadie.

P. Le pueden reprochar que metió 14 goles en el Real Madrid en cinco años y 17 en uno en el Barça.

R. Habrán influido las circunstancias.

P. Ha llegado usted a un club un poco loco...

R. No creía que estuviera loco, pero sí imaginaba el entorno que influye en el club bastante peligroso. Pero en cuanto a organización, en lo que respecta a los jugadores, es inmejorable.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_