IU abre la vía para que se dicten máximas sanciones contra los dirigentes de Nueva Izquierda
La ejecutiva federal de Izquierda Unida se reafirmó ayer en la necesidad de castigar a los diputados de Nueva Izquierda que se ausentaron del Parlamento a la hora de votar la reforma laboral. La resolución aprobada ayer subraya la absoluta pérdida de confianza en los diputados y miembros de Nueva Izquierda y los califica de reincidentes. La dirección de la coalición, paso a paso, ha abierto un proceso administrativo contra los disidentes para el que parece haber sólo dos alternativas: o la suspensión de militancia o la expulsión, según afirmaron ayer dirigentes de la coalición.
Si hace unos días la dirección de IU dejaba claro que el destino de los dirigentes díscolos era la separación de los órganos de dirección (ejecutiva y Presidencia), ayer esta posibilidad se ampliaba y se centraba de manera especial en los tres diputados de Nueva Izquierda (NI) que se negaron a votar contra la reforma laboral.La cúpula de IU aprobó una resolución calificando de reincidentes a Cristina Almeida y Ricardo Peralta, que ya discreparon de la postura de la coalición en la votación sobre el Tratado de Maastricht. También se sancionará a Manuel Alcaraz, aunque en este caso IU no aprecia reincidencia. La resolución, que fue aprobada por 20 votos a favor, cinco en contra y seis abstenciones, eleva el expediente a estos tres diputados a instancias superiores: la Presidencia y el Consejo Político.
Las sanciones en las que han podido incurrir, tal como especificó el coordinador de Presidencia, Víctor Ríos, van desde la amonestación hasta la expulsión. Y esta última es ya una decisión adoptada y asumida por la dirección de IU.
Se guardarán las formas y se pretende que el proceso abierto tenga todas las garantías democráticas. Pero será difícil explicar por qué a los dirigentes de NI se les aplica de forma tan rigurosa el reglamento mientras que a otros socios de IU se les trata con cierta permisividad en sus actuaciones públicas.
La ejecutiva de ayer fue, en el fondo, una fórma de refrendar administrativamente unas sanciones decididas hacía semanas. El propio Julio Anguita había advertido que sería inflexible en las medidas que se pudieran aplicar a los dirigentes de NI.
En la organización existe la creencia de que Nueva Izquierda es un agente subterráneo de intereses socialistas y, en consecuencia, que la única salida es actuar drásticamente contra ella. La decisión de expulsar a sus dirigentes está tomada. Lo único que queda es justificar administrativamente una medida como ésta.
Llamadas de solidaridad
Miembros de NI señalaron ayer que estaban recibiendo numerosas llamadas de solidaridad y que en Madrid se había abierto una recogida de firmas pidiendo que la dirección de IU reconsiderara sus posiciones. Sin embargo, todo parece indicar que la suerte está ya echada. La ejecutiva de ayer basaba su decisión en que había "una pérdida absoluta de confianza en los diputados y miembros de Nueva Izquierda".Al margen de lo que reflejara la resolución, dirigentes de Izquierda Unida confirmaban ayer que sólo quedaba o la suspensión de militancia o la expulsión. Cualquiera de las dos fórmulas supone en realidad lo mismo. Sobre todo porque al margen de lo escrito, la decisión real es que se retire definitivamente a Nueva Izquierda de IU. Al fin y al cabo eso es lo que Anguita defendió en el mitin del pasado domingo en el cine Palafox.
"No deja de tener guasa que me sancionen por apoyar a los sindicatos y yo no pueda sancionar a quienes votan con la derecha y la carcundia", ironizó ayer Cristina Almeida en Barcelona, donde asistía a una cena organizada por Fórum. Socialista, informa Francesc Arroyo. Por su parte, el secretario federal de NI, Diego López Garrido, declaró a Europa Press que ejecutar las sanciones supone rebajar los niveles democráticos y recordó que la diputada popular Celia Villalobos no fue sancionada por discrepar con su grupo al votar la Ley de Parejas de Hecho.
Por otra parte, Víctor Ríos aclaró ayer que los calificativos de "estómagos agradecidos, traidores y sinvergüenzas" lanzados el pasado fin de semana por Anguita no iban ni por dirigentes de Nueva Izquierda ni por periodistas. Isabel Vilallonga, de NI, había presentado una resolución exigiendo que Anguita, aclarara a quién se refería. En la ejecutiva, el coordinador general de IU tranquilizó a Vilallonga y le dijo que sus palabras iban dirigidas a personas externas a la organización. Ríos agregó que Anguita tampoco había dedicado esos epítetos a ningún representante de los medios de comunicación.
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