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FÚTBOL: 40ª JORNADA DE LIGA

El Valladolid consolida su opción europea ante el Deportivo

Xosé Hermida

Al comenzar el campeonato parecía carne de descenso y todavía hoy muchos aficionados no sabrían decir de memoria los nombres de más de dos o tres de sus futbolistas. Desde el anonimato, el Valladolid ha trazado en esta Liga una trayectoria impecable para satisfacción de los que aún piensan que los equipos pequeños y los jugadores baratos pueden lograr victorias sin ofender el buen gusto futbolístico. El Valladolid salió de Riazor catapultado hacia su Maastricht particular, una clasificación europea que puede llegar muy pronto y se merece tanto como el que más.Arrastró del Deportivo la losa de una defensa descoyuntada, en la que ayer aparecieron Paco, con su habitual catálogo de errores, y Djukic, descentrado psicológicamente por su follón con Lendoiro y su inminente marcha al Valencia. El líbero serbio quien, a despecho de lo que difunden algunos cafres, dejará un recuerdo imborrable en Riazor- vivió una tarde extraña y cometió errores infrecuentes en un futbolista de su intuición, tacto y elegancia. Parte del público respondió con silbidos a cada intervención suya. Inmediatamente la mayoría acallaba los reproches con aplausos, en una nueva demostración de que, a pesar de todo, el público de Riazor sabe ser generoso y agradecido con sus héroes caídos.

El Deportivo no tardó nada en delatar su fragilidad defensiva. Corría el minuto tres y en la primera aproximación del Valladolid Peternac apareció incomprensiblemente solo en el punto de penalti. Songo'o logró desbaratar su primer disparo, pero ya no se bastó para impedir el remate siguiente de Benjamín. Herido por el gol, el Deportivo ofreció a continuación sus mejores minutos. Pareció que podría remontar el vuelo. Pronto se pudo ver, sin embargo, que los presagios eran pura filfa.

El Valladolid no perdió los nervios ni el orden ni el buen sentido del juego, ni tampoco sucumbió a la tentación de amurallarse. Más bien al contrario: tras la tibia reacción local, los visitantes se agigantaron hasta adueñarse del partido en la segunda parte, dar una insólita impresión de suficiencia sobre su adversario y demostrar que entre su anónimo pelotón se esconden futbolistas estupendos.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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