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BALONCESTO: NBA

Música de jazz en Utah

Malone y Stockton desafían al gran favorito, Chicago

Año tras año, los Utah Jazz han Ido subiendo peldaños en la búsqueda de su sueño. Después de 13 temporadas de frustraciones y de penas por lo que pudo haber sido, los Jazz empezaron anoche -madrugada de España- a jugar la final de la NBA. Ésa es la buena noticia. La mala es que tendrán en frente a un equipo destinado, inequívocamente, a la inmortalidad: los Chicago Bulls. El Utah había alcanzado la final de la Conferencia en seis ocasiones, pero nunca había alcanzado la final de verdad. A pesar de la calidad de sus jugadores y pese a contar con un técnico, Jerry Sloan, el decano de los entrenadores de la NBA -con nueve temporadas seguidas en el cargo-, que lo había intentando en sus 11 años de jugador y en sus tres temporadas como entrenador de los Chicago Bulls (AJ, es decir, antes de Jordan).¿Cuáles son las claves de este equipo de Utah 96-97? No se trata de la sofisticación de sus esquemas tácticos, ni de la mejora de sus jugadores estelares, ni siquiera de la presencia de mejores jugadores en el banquillo. Probablemente, la clave principal de los Jazz esta temporada haya sido la armonía. Una armonía que se transpira a todos los niveles del club. Se percibe un equilibrio perfecto entre todos sus integrantes. Salt Lake City no es una ciudad llena de luces, ni pasa por ser un gran mercado para la NBA. Sin embargo, la franquicia del Estado de Utah (que fue trasladada desde la ciudad de Nueva Orleans, Luisiana) es una de las más sólidas de toda la Liga. Muchos propietarios criticaron, en su momento, el traslado aduciendo que Uta estaba "demasiado lejos de todo". Además, algunas fuerzas vivas del Estado, mayoritariamente de religión mormona, dijeron entonces que "la NBA era un espectáculo atípico en un Estado como Utah". Y, ciertamente, hay muchas cosas atípicas en los Utah Jazz. Empezando por el hombre que se sitúa en el primer nivel de decisión. Su propietario, Larry Miller, un vendedor de coches con concesionarios en todo el Estado de Utah y en otros cuatro Estados fronterizos, es una excepción en una fraternidad de ricos y famosos a nivel mundial.

Sin embargo, sus criterios en relación al club han sido tremendamente exitosos. Su pensamiento se resume en pocas palabras: continuidad, estabilidad y tranquilidad. Y en un mundo donde a veces muchos equipos cambian, despiden o derriban sin solución de continuidad, ése es un mensaje atípico. Nadie sabe cómo, pero Miller ha tenido, por añadidura, la habilidad de mantener en su equipo a jugadores del calibre de Karl Malone o de John Stockton, pagándoles varios centenares de millones de dólares por debajo de su precio de mercado. Stockton tuvo una oferta sustanciosa de Miami (12 millones de dólares), pero se quedó en Utah por menos de la mitad. "Aquí estoy tranquilo", dijo John. Malone pudo haber jugado en Phoenix o en Indiana con sueldos estratosféricos, pero decidió quedarse en Utah, perdiendo dinero: "Aquí, mi familia está bien", argumentó entonces el cartero.

En el segundo nivel de decisión se encuentran los técnicos. También en familia. El padre, Frank Layden -presidente ejecutivo del club-, y su hijo Scott, director técnico, conforman, junto al manager general, Tim Howells, y al técnico Jerry Sloan, una suerte de comisión técnica que se encarga de planificar la plantilla cada temporada.

En el tercer nivel de decisión se encuentra el técnico Jerry Sloan. Superviviente en el cargo tras nueve campanas en el banquillo de los Jazz, es, sin lugar a dudas, el entrenador más infravalorado de toda la Liga.

Sloan aplica un estilo de juego que es deliberadamente pausado, llevando el ritmo de juego a situaciones muy concretas y muy sencillas: siempre en media pista. Ese estilo de juego hace florecer los puntos fuertes del equipo: excelente juego de dos por dos, magnifica ejecución del pick and roll (bloqueo y continuación) y soberbia actitud defensiva. De paso, esconde los puntos débiles del equipo, que, básicamente, se reducen a uno: la edad.

Los Jazz son un equipo veterano y sus dos grandes estrellas, el base John Stockton (de 35 años) y el alero Karl Malone (de 34), son un claro ejemplo de cómo se pueden conservar frescos jugadores con muchos minutos de juego a sus espaldas. Stockton y Malone son los jugadores clave en el sistema de juego de los Jazz. Ejecutan el pick and roll con una maestría inigualable y su nivel de entendimiento en el campo es tan evidente que muchos observadores aseguran que ninguno de los dos hubiera alcanzado, el nivel de excelencia sin el otro. Stockton es el álter ego del entrenador en el campo. Un cerebro gris en un cuerpo (también atípico para la NBA) de 1,85 metros y 80 kilos.

Karl Malone es el ejecutor sistemático. Un jugador que puede anotar consistentemente y que puede defender, además, al nivel de los mejores. Esta temporada, el cartero ha realizado su mejor campaña. Hasta tal punto ha sido buena que ha arrebatado el título de Jugador Más Valioso a Jordan. Pero en un juego colectivo son también necesarios otros jugadores. Serían unos perfectos aspirantes si no fuera porque enfrente tendrán a los Bulls de Chicago.

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