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EL GOBIERNO AVIVA LA 'GUERRA DIGITAL'

CiU muestra su irritación con el PP aunque garantiza la voluntad de seguir colaborando

"Ésta es una forma de arrinconarnos contra la pared". Así definió el portavoz de CiU en el Congreso, Joaquim Molins, la posición en que el Gobierno dejó ayer a sus principales aliados parlamentarios, los nacionalistas catalanes, cuando sacó adelante la ley del fútbol apoyándose en IU y en contra de CiU. Molins sugirió que la Generalitat recurrirá al Constitucional si la ley, "que provoca una tremenda inseguridad jurídica" no es modificada en el Senado o en la votación definitiva en el Congreso. Pese a la dureza de estas palabras, medios de la dirección de CiU expresaron su voluntad de poner punto final al desencuentro con el PP y de normalizar sus relaciones de colaboración.

El consejero de Presidencia del Gobierno catalán, Xavier Trias, declaró que no le había gustado la votación de la ley del fútbol, pero contestó con un "no creo" cuando se le preguntó si dicha votación tendrá consecuencias insalvables para la colaboración entre CiU y el PP. Trias puso como muestra la proposición conjunta sobre la policía catalana y el tráfico que ambas formaciones presentaron ayer por la tarde en el Congreso.El secretario general de Convergència, Pere Esteve, se declaró a la espera de las próximas actuaciones del PP, informa Marta Costa-Pau desde Girona. "Veremos si en los próximos días el Gobierno del PP prefiere la imagen de estabilidad que Europa valora y que es la que le proporciona el apoyo de CiU o si, como en los, últimos días, opta por la imagen de perplejidad que ofrece al colaborar con IU y con el señor Anguita", dijo Esteve.En Cataluña, tras una intensa tormenta política de casi tres días, las relaciones PP-CIU también encontraron ayer una vía hacia la reconducción. En el Parlamento catalán, donde la víspera los conservadores habían aplicado la ley del talión dejando a los nacionalistas en minoría, la actitud castigadora del PP fue diluyéndose a medida que transcurría la jornada.

Mansa sumisión

Por la mañana, antes de que el Congreso votase la ley del fútbol, los diputados del PP en la comisión de Cultura de la Cámara catalana aún forzaban a los nacionalistas a cambiar al menos una vez su intención de voto inicial para no quedarse en minoría ante la oposición. Se trataba de una iniciativa sin consecuencias para los presupuestos de la Generalitat, pero el significado político de la disidencia del PP por segundo día consecutivo quedaba patente. Sin embargo, por la tarde, después de que la ley del fútbol fuese aprobada, el PP relajaba su presión sobre CiU en el Parlamento autónomo.Dirigentes del PP catalán expresaron su interés en reconducir las relaciones, aunque advirtieron que después de estos últimos tres días, la mansa sumisión que habían ofrecido a CiU en la Cámara catalana durante el último año ya no volverá a repetirse. Los conservadores no pondrán en aprietos al Gobierno catalán en asuntos importantes ni en aquéllos que afecten a los presupuestos, pero tampoco se abstendrán de discrepar de CiU en los debates y, llegado el caso, en alguna votación menor.

En Madrid, Joaquim Molins tuvo palabras contundentes para con sus aliados conservadores. El portavoz nacionalista dijo que la pretensión de IU de que el Estado no indemnice a las cadenas de televisión por la expropiación de derechos adquiridos "no es de recibo". La Constitución, recordó Molins, establece ese mecanismo de compensación y, por tanto, no puede ser ignorado.

El diputado de CiU no se quedó en la argumentación jurídica para explicar por qué resulta inaceptable para los nacionalistas el proyecto de ley aprobado ayer "Es nuestra voluntad mantener la estabilidad. Pero situaciones como ésta son extraordinariamente negativas. No nos pueden arrinconar contra la pared. Y ésta es una forma de arrinconamos", exclamó en una conferencia de prensa.

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En ella se informó también del acuerdo entre CiU y el PP sobre traspaso de competencias de tráfico a los Mossos d'Esquadra. "Ha sido una jornada agridulce, de un paso adelante y otro atrás", dijo Molins. "Se ha cumplido un acuerdo, es verdad, pero también ha habido no ya una piedra, sino un pedrusco en el camino".

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