_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Dios

Una consternación adicional cuando estaba llegando a China fue ésta: iba a aterrizar en un país ateo. No descreído como efecto de la civilización, sino fundado sobre un solar sin Dios. De súbito emergía una vastísima extensión sin metafísica, exonerada de pecados, despejada del Juicio Final. Todo lo susceptible de suceder ocurriría en esa tierra y con ello los chinos igualan su existencia a su destino, son felices en la certeza de la finitud y ligeros como seres que pueden gozar sin temor al castigo o matarse sin rendir cuentas a ningún Creador.Regreso de China y el primer libro que abro aquí es uno, recién publicado, de Harold Bloom. Bloom ganó fama con una obra de crítica literaria, El canon occidental, pero lo que se edita ahora es un volumen de contenido religioso titulado Presagios del milenio, siendo estos presagios -entre vuelos de ángeles y visiones de resurrección- una invitación al Dios interior. "SI te buscas a ti mismo fuera de ti mismo, entonces sólo hallarás el desastre", dice Bloom. Más que un dios planeando en las alturas, engolado, eterno y superior, Bloom enaltece el pensamiento gnóstico que invita a bucear en sí mismo y hallar adentro un dios menudo y mortal.

El mundo da la vuelta sobre su eje cada milenio. Traza un giro por el cual la fe se remueve en su almirez, y los musulmanes, de paso, vitorean al Papa en Líbano, los ateos confucianos se juntan con los budistas, los cristianos norteamericanos se vuelven panteístas y los europeos se aficionan al taoísmo en París. La globalización del mundo incluye la globalización de Dios disipado en mil rostros ateos y para cuyo encuentro no se necesita en absoluto viajar al más allá. Todo está definitivamente aquí, en el hipermercado espiritual del mundo, al lado mismo de los demás hipermercados abiertos para recrearse o subsistir.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_