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Una amenaza de bomba retrasa cuatro horas el vuelo del Barcelona a Rotterdam

El viaje del Barcelona a Rotterdarn, donde el equipo disputará el miércoles la final de Recopa, tuvo un retraso de algo más de cuatro horas debido a una amenaza de bomba. El avión había iniciado la maniobra de despegue cuando se recibió un aviso que obligó a desalojar el aparato. Fuentes del aeropuerto de Barcelona explicaron que el 091 de la policía recibió la llamada. Inmediatamente se avisó a los responsables del aeropuerto. El Boeing 747 de Iberia transportaba 355 personas, entre ellas los jugadores del Barcelona. Tras el aviso, la policía evacué a los pasajeros.

Eran las tres menos cuarto de la tarde, la hora prevista para el despegue, y el pasaje estaba acomodado en el Boeing 747 de Iberia Juan Ramón Jiménez. Unos 355 pasajeros se repartían felices en aquel aparato, ya con los cinturones de seguridad abrochados y después de que las azafatas hubieran impartido de forma rutinaria las instrucciones de seguridad, mientras sonaba la voz del coma, dante Bernabé. El tono, sin embargo, sembró la duda. No era aquella una expresión tranquila sino que sonaba como entrecortaba y acabó hasta por difuminarse. Había informado de la ruta y habló de Sabadell, de París, de Bruselas... hasta que optó por decir: "Ya les informaremos más adelante".Instintivamente hubo quien ladeó la cabeza hacia la ventana y se apercibió de que el avión rodaba y rodaba por una pista no muy común. Y se oyó: "Vamos a Rotterdam por carretera". Una señora que ocupaba uno de los últimos asientos suspiró: "No me gusta nada todo esto. Algo pasa. Por allí va la guardia civil". Y, acto seguido, el comandante retomó la voz, igual de ténue, para informar que se imponía el desembarco. Eran las 15.30 horas.Fue una operación rápida y tranquila que duró unos diez minutos. Nadie sabía a ciencia cierta qué pasaba y, sin embargo, no había señas de inquietud. La gravedad del asunto fue en aumento en la medida que el avión quedó rodeado de bomberos, de personal de tierra del aeropuerto, de miembros de la guardia civil y de ambulancias."

Había gente con mascarilla, personal sanitario y llegaron más tarde los perros adiestrados para la localización de explosivos. Fue entonces cuando la gent blaugrana tuvo conciencia que estaba en un extremo del aeropuerto, rodeado de aviones por todas partes. Un par de aparatos sobrevolaron sobre los autobuses que trasladaban el pasaje desembarcado de regreso a la terminal.

Al final, y después de haber acumulado un retraso de casi cuatro horas y media, el avión despegó ante el alivio de Bobby Robson. El técnico inglés maldijo su mala suerte, explicó que era la primera vez que le pasaba en su dilatada carrera algo similar, que el retraso acumulado trastocaba sus planes puesto que deseaba que la plantilla descansara, pero acabó con un comentario en un tono ya más distendido e irónico: "lt's a Real Madrid bomb!" [Es una bomba del Real Madrid].

Otro directivo del Barcelona atribuyó, ya más en serio, la amenaza de bomba a "una secuela más" de lo que llamó "terrorismo deportivo", una definición del cruce de acusaciones entre los directivos del equipo azulgrana y del Real Madrid tras el partido disputado el sábado en el Camp Nou. Todo ello sucedía precisamente en el momento en que la directiva del Barça emitía un comunicado en el que daba por acabada la polémica.

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