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El Sevilla reta a las matemáticas

Tsartas y la nueva saga sevillista golearon a un Hércules que acabó con nueve

Cinco goles. Todo un lujo en una temporada de sequía. Y frente a un rival directísimo. Cada vez queda menos, pero el equipo cada vez juega mejor. De esas dos cuerdas pende el destino del Sevilla.Julián Rubio dejó a los lebreles en el banquillo y cambió a Salva por Onésimo en la delantera. Fue el escurridizo y controvertido delantero el que originó con su centro el tempranísimo gol de Tsartas. La victoria, obligada para cualquier hipótesis de salvación, tenía también el aliciente macabro de ayudar al Hércules para caer juntos por el abismo.

El Sevilla empezó a recoger los frutos de ese cambio de rumbo introducido por Julián Rubio, un hombre de la casa al que prácticamente le dieron los utensilios para que le hiciera el harakiri al equipo. Para empezar, le ha transmitido a este bloque el instinto de supervivencia.

La baza de Onésimo seguía dando sus frutos y en un saque de esquina puso el balón en José Mari para que el joven jugador marcara el segundo gol. Un desahogo insólito en Nervión. Onésimo se convertía en el gran activador de las energías locales. El Hércules era un juguete manirroto a merced de un Sevilla empeñado en demostrar que los pesimistas augurios sobre su inminente porvenir no son sino un claro exponente de la torpeza patria con las matemáticas.

Penúltimo y antepenúltimo no ofrecían un buen partido, que no debe ser el objetivo cuando se deambula por las zonas abisales de la clasificación. Incrementaba José Mari su cuenta goleadora y la afición soñaba con una goleada.

El Sevilla tenía bien atado el partido. Rubio cambiaba a Onésimo, despedido con una sonora ovación por parte de una afición que aplaude a todos menos a González de Caldas y a Escobar.

La misión de Rubio es luchar no sólo contra los rivales; también debe enfrentarse al tiempo, adversario marmóreo, la lógica y la evidencia. El Hércules se había quedado con nueve por las expulsiones de Lledó y Alfaro. Nueva ovación de la gradaal relevo de José Mari por Salva. Lo mejor del equipo en una temporada fatídica. Dos jóvenes delanteros que debutaban en la categoría y que suman 18 goles.

Rubio veía recompensada su intuición. Loren y Salva, que habían salido en la segunda parte, marcaban los dos goles que cerraban la goleada.

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