Dos figuras del arte unidas por la ópera
, A Fernando Botero, artista colombiano, no le gusta usar el calificativo gordas para las figuras que se repiten en su obra. A Emilio Sagi, director del teatro de la Zarzuela, no le gusta decir que La hija del regimiento, de Donizetti, es la última ópera que se representará (dentro de la programación oficial) en el teatro que él dirige desde hace siete años. Cuando terminen las representaciones de esta pieza, aún quedará alguna ópera del Festival Mozart (ajeno a la programación). Y el 24 de junio, el teatro de la Zarzuela, sede de la ópera en Madrid desde 1964, cerrará sus puertas. Pero por poco tiempo. En enero, la sala tendrá otro cometido y, probablemente, a Sagi de director. La ópera se acomodará en el nuevo teatro Real.Sagi y Botero no se conocían hace dos años, justo cuando empezaron los preparativos de La hija del regimiento: la pieza en la que el binomio ópera / grandes volúmenes es más grotesco que nunca. Estó, porque el diseño y la escenografía es obra del pintor colombiano, que ha tenido la oportunidad de ver en movimiento sus creaciones, esta vez convertidas en cantantes. Hablando de esta colaboración, Sagi y Botero, a petición de este periódico, iniciaban el pasado miércoles un diálogo sentados en la mesa del despacho del director. Faltaba pocos minutos para que comenzara uno de los ensayos de la obra.
Sagi. La idea fue del director de la Ópera de Montecarlo. Quería juntarnos a los dos en una obra. Cuando me lo dijo, me pareció absolutamente estupendo. Nos divertimos mucho. Si no te diviertes haciendo un proyecto, luego no puedes divertir al público.
Botero. He estado aprendiendo constantemente. Era la primera vez que hacía algo en el teatro. Me hacía mucha ilusión ver mis obras realizadas en grandes dimensiones. Yolas hacía en 30 centímetros, y después las veía grandes, de siete metros, que es lo que mide una de las piezas. No he tenido limitaciones. Mis primeros proyectos, claro, se criticaron. Hubo que hacer ajustes.
FIGURAS ESPECTACULARES
B. La idea fue hacer unos personajes salidos de mis cuadros. Por eso los actores tienen que llevar un cuerpo color piel, que, debo decir ha producido excesos de calor
[los cantantes se cubren con una funda de espuma que aumenta su volumen]. En Montecarlo se desmayaron dos cantantes. Tuvimos que quitar la calefacción. Me mentaron la madre 200 000 veces
[se ríe]. Hubo un cantante que les calmó a todos diciendo: "Aquí hemos cantado con armadura, con toda clase de cosas, y hay que aguantar".
S. Se trataba de un ensayo, y en los ensayos se para, se repite, duran cuatro horas. Durante las representaciones de verdad no es para tanto. Yo creo que los cantantes ahora se dan cuenta de una cosa que ocurre con la estética de Fernando: a la obra le da una dimensión absolutamente poética; aun teniendo cotas de realismo, es absolutamente irreal. Los personajes son muy interesantes porque, al haber 50 personas físicamente iguales, es más bonito ver cómo sale el alma de todos. Te importa menos su físico y te interesa más su alma.
B. El movimiento de cada personaje es un poco como el guiñol. Es irreal.
S. Nosotros no nos hemos probado estos trajes. En Montecarlo querían que los probáramos. Dijeron "¿Por qué monsieur Sagi y monsieur Botero no se prueban los trajes". Dijimos: "Es que hicimos los justos". Son trajes de gomaespuma puestos encima de un cuerpo que tiene las proporciones volumétricas de Botero, es decir, no es un cuerpo gordo. Yo no utilizo la palabra gordo, sino que hablo de las proporciones de Botero. No es un cuerpo blando el que sale de tu pástica.
DESPEDIDA EN LA ZARZUELA
S. No pensé que fuera ésta la última ópera de la Zarzuela. Pero tampoco hay que darle tanta importancia a eso. En el teatrc de la Zarzuela, que se va a abrir en enero, se harán algunas óperas, otro tipo de óperas, y mucho más zarzuelas. Yo no pensaba en darle mayor liturgia a que fuera la última. El teatro tendrá otra etapa y tenemos mucha ilusión en ella. No la pensamos como la última, pero no porque lo sea.
LAS GORDAS EN LA ESCENA
B. En absoluto he trabajado con ese tópico. Lo que pasa es que, en cierto modo, es una auténtica sátira a mi trabajo. Una autosátira. Obviamente, mi pintura está basada en un criterio distinto al de hacer gente gorda. Al mismo tiempo, yo pienso que en el teatro hay que caminar por el lado de la idea simplificada que tiene el público de mi trabajo: "Botero es el pintor de los gordos", piensa la gente. Y después uno hace una cosas así, en que la que los gordos son muy exagerados. Yo tengo muy claro cómo es mi pintura, pero hay que aceptar que, en el caso del teatro, no se trata de llevar a la gente a analizar un cuadro, sino de mostrar el aspecto más directo que puede presentar la obra de un pintor. Todo eso es autosátira.
LA EVOLUCIÓN DE LA LÍRICA
S. La diferencia entre la ópera que se hacía hace 20 años y la que se hace ahora es abismal. Ha habido épocas de grandes divos y grandes voces. Ahora también los hay, pero se intenta hacer una ópera más de conjuntos. Ahora han entrado unos condicionamientos que hace tiempo no eran tan importantes, como la dramaturgia. La ópera evolucionará igual que evoluciona todo. Hay gente que está haciendo cosas muy novedosas y nos pinchan a todos para ir evolucionando. La ópera no va a quedar como una porcelana de Limoges. Se están componiendo óperas nuevas.
MÚSICA Y OTRAS ARTES
S. Hay muchos teatros del mundo que están pidiendo a grandísimos pintores entrar en la ópera. Diseñadores, los grandes creadores de cualquier práctica, incluso hay arquitectos se están incorporando a este arte.
B. Está el escenógrafo de profesión, que hace un trabajo funcional, preciso. Pero el pintor aporta un concepto estético que, obviamente, tiene otro interés. El pintor tiene un estilo propio y aporta esa visión. Eso le da interés y repercusión a la ópera. Además, se unen la pintura, el drama la música, da repercusión a la ópera. La ópera está in. Hoy hay unos cantantes que tienen una popularidad que no tienen ni las estrellas del cine. La necesidad del teatro es algo propio del hombre. Nunca se va a acabar con esa necesidad, ni con la de que un hombre pinte. También hay gente que dice que la pintura se acaba. El hombre lleva pintando cinco mil años, ¿por qué se va a acabar ahora? Es una necesidad natural del hombre, como el teatro, es parte de la forma de expresarse de las personas. Y la ópera es una unión entre la música, el drama y la plástica. Entre todos tenemos que garantizar que la ópera siga estando in.
¿RESTAN IMPORTANCIA A LA OBRA LOS DISEÑOS DE BOTERO?
B. Ésa es la idea que tienen muchos. Por eso ahora se tiende a poner telones negros como única escenografía, qué lástima. Pienso en los ballets de Diaghilev, que contó con la colaboración de grandes pintores. Era una fiesta. Yo he hecho un intento de volver a eso. Y este tipo de escenografía no distrae la atención del espectador. La ópera es una unión de todas estas cosas, llega un momento que se olvida dónde empieza una y dónde termina la otra Estamos haciendo una cosa global.
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