Su lema: hacer historia
Definitivamente, la naturaleza imita al arte. Eldrick Tiger Woods cumplió 21 años el 30 de diciembre de 1996. SI no fuera porque hay constancia documental, todo el mundo podría pensar que las cuatro páginas que ocupa la sucinta cronología vital del nuevo fenómeno del deporte mundial han salido de la fértil imaginación de un guionista de cine bien pagado por la gente del marketing de Nike. 0 que hay todo un equipo de imaginativos publicitarios pensando una anécdota semanal para surtir a la ávida prensa constructora de mitos. Y sin embargo todo es verdad: Tiger Woods, el hombre que ha revolucionado el deporte del golf, lleva 21 años haciendo historia.¿Qué tendrán que inventar a partir de ahora los guionistas para construir una historia que nos parezca increíble? Pura predestinación nunca torcida. Letanía que los escolares empiezan a aprenderse de memoria: entre los dos y los cinco años, Woods apareció en un par de programas de televisión como niño prodigio del golf. Entre los seis y los 13, ganó cuatro torneos a jóvenes mayores que él; siguió saliendo por la tele. A los 14, fue el más joven ganador del campeonato infantil de Estados Unidos. A los 15 ganó ocho torneos, entre ellos el Open de Estados Unidos júnior (el más joven de la historia en lograrlo); también fue elegido golfista del año por numerosas revistas. A los 16, más torneos, entre ellos el segundo Open júnior (el primero en la historia que repitió); debutó entre profesionales. A los 17 se convirtió en el único jugador de la historia en ganar tres Open júnior; entró en la Universidad de Stanford. A los 18, se convirtió en el golfista más joven en ganar el Open amateur. A los 19, segundo Open amateur; debut en el masters (único amateur en pasar el corte). A los 20, tercer Open amateur (récord); debut profesional (dos victorias); deportista del año para la prestigiosa Sports Illustrated por delante de Michael Johnson. A los 21 (1997), ya lo sabe todo el mundo. Su lema: hacer historia.
Un dato más por el que la prensa local pasa de puntillas: es negro (para los políticamente correctos, afroamericano, con sangre también asiática, por vía de madre tailandesa, y cherokee), un atributo aún más inusual en un deporte, como el golf, patrimonio de los WASPs del mundo entero.
Cuando el padre del Tigre ya había convertido a éste en un bien de mercado, bien arropado con la excusa mediática de que su irrupción en un deporte tan aristocrático abriría las puertas a sectores sociales marginados, o sea, cuando el Tigre andaba por los 14 años, Sergio Gómez, un representante de herramientas Palmera, prefería pasar de ir a la piscina del club de golf de Jaizkibel para acercarse a las tres de la tarde a ver las clases de infantiles, donde un tal José María Olazábal empezaba a descollar. Cuando el golfista le derrotó en un torneo social, Gómez decidió hacerse su representante. "Le pregunté ¿quién te organiza el correo o las invitaciones?, y él me dijo: 'yo mismo; si voy a un torneo llamo para avisar, si no, tiro la invitación".
Al Tigre le agobia todo lo que le rodea; Olazábal es feliz sólo jugando al golf. El Tigre ha hecho un impacto tremendo en la sociedad; Olazábal sólo ha sido portada ganando el Masters y saliendo de una enfermedad. Todo el mundo dice I'm Tiger (frase publicitaria de Nike). Despojado de toda la palabrería seudo mística de su padre, de las ruedas de prensa en la que sus asesores de imagen le dan las respuestas, Tiger es simplemente un chaval de 21 años.
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