_
_
_
_
_

Vuelvo a disfrutar sobre la moto

Acaba de empezar el Mundial y yo estoy por fin en condiciones. Vuelvo a disfrutar pilotando una moto. Eso es muy importante para mí. Sé que siempre llevaré conmigo el rastro del accidente bestial que tuve en Francia en julio de 1995, cuando me estrellé contra un muro a 270 kilómetros hora, pero ahora mi pierna izquierda está mucho mejor. Ha dejado de ser una obsesión. Vuelvo a pensar sólo en las carreras, en la moto, no en la pierna.Los últimos 21 meses han sido muy duros para mí. He pasado por el dolor y el sufrimiento, pero ahora veo que todo ha quedado atrás. Me siento con muchas ganas de hacer lo que estoy haciendo. Mi motivación está intacta y quiero volver a correr como antes del accidente.

Más información
Doohan se apunta el primer asalto
Éxito italiano

Está claro que un percance así te hace cambiar. En mi caso, hubo un momento que llegué a pensar que iba a perder la pierna, y después la recuperación ha sido larga y dolorosa. Por eso ahora lo que más valoro es la salud. No importa que seas feo o pobre, estar sano es lo único que cuenta. Lo dice alguien que ha estado muy jodido, casi dos años cojo, con mucho dolor y bastante amargado por ello. Cuando no lo conoces, cuesta imaginarse lo duro que es no poder llevar una vida normal, no poder ir a la piscina, tomar el sol o salir por la noche con los amigos.

También es cierto que las personas no somos conscientes del sufrimiento físico que podemos llegar a aguantar. Creo que entre los pilotos, y en general en la vida, hay mucha nena, mucho cobarde. Pero ante un problema así haces lo que sea, como he hecho yo: visitar 12 veces el quirófano o pasar la Nochebuena solo a miles de kilómetros de casa.

Una situación así sirve para conocer a las personas aunque se trata de un problema muy personal, muy individual. Para la gente de alrededor se hace difícil convivir contigo. Es lógico, porque te vuelves huraño, introvertido. Si uno no está bien consigo mismo, repercute en su relación con los demás. No aceptas que te ayuden porque sabes que no van a entender cómo te sientes. El dolor no se puede explicar.

Evidentemente hay gente que reacciona mal y personas con poco tacto de las que procuras apartarte. Pero hay otros que hacen cosas que no hubieras imaginado. A mi equipo le estaré siempre agradecido, porque cuando peor me encontraba, me aseguraron que mi moto iba a estar siempre preparada para mí. Y así ha sido. Es algo que nunca olvidaré porque para mí lo más importante en esta vida es volver a ir rápido sobre una moto de carreras.

Ahora sé que soy capaz de pilotar otra vez y estoy feliz. Mi manera de conducir la moto ha cambiado por necesidad, casi he tenido que volver a aprender. Pero sé que puedo ir rápido. Ahora, si no gano, o si quedo mal en unos entrenamientos, ya no miro a mi pierna y la maldigo, simplemente es que otros han sido más veloces o que tengo que hacerlo mejor. Lo más importante es ser sincero contigo mismo.

Este año quiero volver a pelear por estar delante, como antes del accidente, como cuando gané en Jerez en 1995. Y si lo hago me alegraré de verdad y por mí mismo, no por batir al uno o al otro, o por superar a Crivillé, como pueden pensar algunos. Los éxitos de Alex el año pasado no me causaron envidia; al contrario, me alegré por él. Yo bastante tenía con lo mío.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_