La firme ilusión de Franco Cardeño
El torero que el martes salvó milagrosamente la vida ha cosechado más triunfos en América que en su tierra
Jesús Franco Cadenas, de 43 años, Franco Cardeño en los carteles taurinos, es un torero que no vive en un cortijo, ni conduce un Mercedes, ni sale en ¡Qué me dices! El torero que el pasado martes acudió a la Maestranza en busca de esa oportunidad que un año antes pidió manteniendo una huelga de hambre de ocho días vive con sus padres y con su hermano José, también torero, en un modesto piso de la trianera calle de San Jorge, a cuatro pasos del busto de Belmonte esculpido por Venancio Blanco y desde cuyo tórax se divisa esa plaza de toros que estuvo a punto de ser el último escenario de su vida.En su casa, todo es desolación y un teléfono que no para de sonar. Lo atiende con dolor y diligencia María Cadenas, de 76 años, madre del torero. Una mujer menuda de estatura y con una fortaleza a prueba de bomba. Maruja, como la conocen sus amistades, nació en Sanlúcar de Barrameda, igual que su marido, José Franco, de 84 años, que iba para torero, pero le cortó la afición una incipiente sordera. El padre lleva muchos años enfermo.
El Cardeño le viene a su hijo de un tío suyo que aparece en el salón principal pintado en traje de luces. "Le metió el gusanillo, y el toreo lo llevan ellos en la sangre". Una enorme mancha negra preside el zaguán del domicilio. Es la cabeza del toro Avión, de 520 kilos, de la ganadería de Sierra Hermosa, con el que, de la mano de Armillita, el diestro Jesús Cardeño, actualmente ingresado en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, tomó la alternativa y cortó una oreja el 2 de marzo de 1987 en la plaza mexicana de Jalisco. Acumula muchas tardes de triunfo en América y muchos días de olvido en su tierra. "No para de llamar gente de Ecuador", dice Maruja, que informa a la vez que la consuelan gentes de Quito y Guayaquil.
Todos los martes ensaya con el coro de la hermandad del Rocío de Triana, pero este martes no fue porque toreaba su hijo. "Llevaba varios días nerviosa". "Me han llamado las compañeras y me han dicho que todas han estado rezando por Jesús". Dice que el torero está en buenas manos. "El doctor Ramón Vila es muy buen médico. Y un caballero". La casa está llena de motivos taurinos y religiosos. "A mí me han dicho que ha nacido otra vez. Eso es cosa de Dios y de Jesús del Gran Poder, y el otro, y el otro, que son todos el mismo: el que está arriba. ¿Se entera usted? Hay que tener fe. Aunque le pisen, nunca pise". En Triana, las noticias corren como la pólvora cuando un torero triunfa o lo pasa mal en la Maestranza. La euforia recorrió todos los rincones cuando Emilio Muñoz salió por la puerta del Príncipe. Ahora todos están pendientes de la recuperación de este torero modesto, cuyas expectativas resume Manolo Morapio, buen conocedor de los ambientes de Triana: "Es de familia de toreros y pescaderos. Estaba dispuesto a todo, a salir por la puerta del Príncipe o a que el toro se lo llevara por delante".
Ya en 1992, Triana se vistió de luto el 13 de septiembre, cuando un toro mató al banderillero Ramón Soto Vargas. Y en la calle de la Pureza, un cartel recuerda que allí nació el torero Antonio Montes, muerto con 30 años por una mortal cogida en la Monumental de México. Veintisiete años tenía Francisco Vega de los Reyes, pionero de la estirpe de los Gitanillos de Triana, cuando el toro Fandanguero lo cogió el 31 de mayo de 1931, con la República recién estrenada. El 14 de agosto perdía la vida el torero nacido en una fragua de la Cava de los Gitanos que había tomado la alternativa de manos de Lagartijo y que le había disputado a Chicuelo la fugaz hegemonía en los carteles de la época.
Maruja Cadenas es madre de tres hijos: Jesús, José y María. Los dos toreros son solteros. Señala sus respectivas habitaciones: "Como está el mundo, la mujer que pase por aquí tiene que ser...". Concentra las virtudes femeninas con un expresivo gesto que hace con las manos hacia arriba. Su hermana está casada, y duran .te 15 años ha trabajado en el hospital donde milagrosamente salvó la vida Franco Cardeño. Su hija le cortó el cable del televisor para que no vea imágenes de la cogida de su hijo. La llaman de todos los sitios: amigos del torero, compañeras del gimnasio, hermanos mayo res de cofradías de Triana y hasta un enigmático comisario. "Usted, don Emilio, puede ir a verlo cuando quiera, por que usted tiene pase para entrar en todas partes".
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