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Cuarenta vecinos se enfrentan a una pandilla que no les deja dormir

Vicente G. Olaya

Sólo querían tranquilidad. Un grupo de cuarenta vecinos de la colonia de Santa Clara, en el barrio de Aluche, se enfrentaron en la tarde del domingo a unos 20 jóvenes de entre 15 y 18 años porque estos últimos llevan dos años molestándoles con música bajo sus ventanas hasta altas horas de la madrugada, ruido de motos y destrozos en los jardines. En la trifulca, en la que participaron activamente tres vecinos, un joven resultó herido en el estómago con un estilete, otros tres con contusiones múltiples y el vecino Juan Alberto I., de 45 años, detenido como presunto autor de la puñalada. "Todos estamos apenados" relató un residente, "pero esto no había quien lo aguantase".

En la colonia de Santa Clara, una zona residencial situada entre Somosaguas y Aluche, todos los vecinos consultados tenían ayer la misma opinión: "Tarde o temprano iba a pasar algo parecido. La situación era inaguantable. Les dijimos cuarenta veces a los muchachos que se fueran a otra parte, pero siempre se negaban. Se burlaban de nosotros, nos insultaban y nos arnenazaban".Los hechos, según sus relatos, son la consecuencia de dos años de continuas e insoportables molestias. "El domingo, Juan Alberto [el detenido] intentó meter su automóvil en el garaje. Los jóvenes no le dejaron. Se pusieron en medio y comenzaron a insultarle y a burlarse. El sacó su bastón y golpeó a un chaval. Una niñata [una muchacha de 16 años] rompió una botella de cerveza y le amenazó con rajar a su mujer. Los chavales sacaron, además, varias navajas y Juan Alberto perdió los nervios. Sacó un pincho del interior del bastón y se defendió", relata un vecino. Dos familiares se sumaron a la pelea.

La trifulca

Al momento, el vecindario bajó a la calle y comenzó la trifulca. "No le íbamos a dejar solo. Era como si nos agrediesen a todos", dicen los residentes.La Policía Nacional desplazó tres coches y una ambulancia tuvo que llevarse al joven apuñalado al hospital Clínico, donde se repone de las heridas. Otros resultaron heridos leves.

Uno de los adolescentes que participó en la pelea comentó ayer: "Nosotros no hacemos nada. Sólo charlamos y nos lo pasamos bien. Lo que pasa es que los vecinos nos molestan e intentan que nos vayamos. Pero la calle es de todos".

El vecindario asegura que bajo las puertas de sus casas se vende droga, se trafica con motos robadas y la gente no puede circular libremente por miedo a estos jóvenes. "Viene un BMW blanco a repartir la droga. Tenemos la matrícula, pero nadie nos hace caso", señalan. Los chavales lo niegan. "Unos porretes, unas litronas, lo más", dicen con una sonrisa burlona.

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El vecindario se indigna. "Lo peor de esto es que ahora los chavales, cuando te ven, hacen la uve de la victoria".

Ayer, algunos merodeaban por el lugar. Todos sonreían.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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