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'NIÑOS' EN LA ÉLITE

Jóvenes al poder

Es cíclico, pero constante. Antes, porque la genialidad venía en pequeñas dosis. Después, porque el dinero atrae ya aún más que la fama en la mayoría de los deportes. La realidad es que de nuevo los jóvenes suben al poder en las modalidades más variadas. En algunos casos, incluso sorteando las normas de las respectivas federaciones internacionales, que cada vez tienen más miedo a los peligros producidos por la práctica deportiva en la gran competición a edades muy tempranas. El dilema, en todo caso, es difícil de dilucidar cuando existen tantos intereses. La hipocresía es enorme, porque en el gran espectáculo vale casi todo o, al menos, los beneficios necesitan de todos los protagonistas, incluidos los infantiles. El morbo también manda y sólo la proliferación de niños en la élite ha obligado en determinados deportes a subir la edad mínima de participación.Tara Lipinski ha sido la última excepción en el patinaje artístico sobre hielo. Esta norteamericana marco un hito, el pasado día 22 en Lausana (Suiza). Cincuenta años después de la legendaria noruega Sonja Henie, no sólo se proclamó campeona del mundo, sino que con 14 años y ocho meses, dos menos que Henie, se convirtió en la campeona más joven de la historia. Sólo el 10 de junio cumplirá los 15 años, la edad mínima que la Federación Internacional ha fijado desde este año para participar en unos Mundiales. El límite anterior era 13 y como Lipinski había competido ya en los pasados campeonatos de 1996, en los que sólo quedó 15ª, se hizo una excepción con ella.

Mide 1,42 metros y pesa 35 kilos. Es una niña todavía y con esa complexión física patina. Suple su falta de musculatura con una velocidad y agilidad deslumbrantes, pero que dan miedo. Primera ya en el programa corto de los recientes Mundiales, encadenó hasta siete triples saltos perfectos en el programa libre decisivo. No dio opción a la anterior niña-joven destronada, su compatriota Michelle Kwan, que ganó el año pasado en Edmonton (Canadá), con 15 años.

A Lipinski, pese a sus méritos, le han facilitado el camino. Su padre, vicepresidente de una empresa petrolera, hijo de un emigrante polaco, se ha gastado más de 50 millones de pesetas en que tuviera el mejor entrenador, Richard Gallagher, y la mejor coreógrafa, Sandra Bezic, que ya tienen experiencia de lanzar patinadores a la cumbre. El ejecutivo quiere a su hija también de campeona olímpica en Nagano el año próximo. Es otro pozo de petróleo. En Estados Unidos, el patinaje, como la gimnasia, hacen furor, y la ABC dio el programa libre de Tara en prime time. Ya es oro blanco.

Todos los padres quieren a sus hijos campeones. Aunque algunos, como el de Martina Hingis, ya no estén casados con su madre y vivan en Checoslovaquia, no en Suiza. Ella es la máxima mina de oro actual.

A sus 16 años, no le hubiera hecho ni falta ganar ayer sábado el torneo de Cayo Vizcaíno -el quinto más importante del mundo, tras los del Grand Slam-, para ser la tenista más joven número uno de la lista mundial en toda la historia. Ha derribado a Steffi Graf con una racha imparable de 29 partidos consecutivos ganados desde noviembre, incluidos los torneos de Sydney, Tokio, París y el primer grande, Australia. Sus contratos y premios multimillonarios pueden hacer pequeñas las fortunas de sus predecesoras, Graf o Seles. Pero la pregunta es ¿cuánto durará? El tenis es un deporte que pasa factura muy pronto por su dureza. Las torsiones del tronco en cada raquetazo acaban siendo un suplicio para columnas vertebrales tan tiernas. Por esas y otras razones, Tracy Austin, Jennifer Capriati o incluso Arantxa Sánchez Vicario en plena cuesta, abajo, han sido damnificadas.

Pero no importa, el pastel es muy jugoso y para sí lo quisieran otras jóvenes que aspiran aún a los mejores trozos, como la norteamericana Venus Willianis o la rusa Anna Kournikova.Precisamente por casos como Capriati se subió también el límite de edad. A partir de 1995, sin carácter retroactivo -por lo que no afectó a Hingis, o a Williams, también con 16 años, aunque ésta se prodiga poco justamente para no forzar- ninguna jugadora podía actuar libremente en el circuito hasta los 18 años. Debía participar en un número de torneos limitado y progresivo cada año. A Kournikova, de 15, le ha pillado de lleno y por eso ha protestado una norma que le impide ganar mucho dinero, aunque sólo diga: "Así no puedo progresar y no conozco nada mejor para una quinceañera que viajar por el mundo conociendo sitios, personas y haciendo lo que me gusta".

Etienne Bacrot, en principio, no tendrá problema, que tanto ha fectado, y aún lo hace, a las gimnastas. Este francés, con 14 años y dos meses se convirtió el pasado mágico día 22 en el Gran Maestro Internacional de ajedrez más joven de la historia. El húngaro Peter Leko lo había sido a los 14 años y 4 meses en 1994, y Judith Polgar o el mítico Bobby Fischer, a los 15.

Menos problemas ha tenido el nuevo joven volador, el esloveno Primoz Peterka, ganador de la Copa del Mundo de saltos de esquí a sus 18 años. Ha sido un dignísimo heredero de los legendarios finlandeses voladores, cuyos mayores exponentes fueron Nikkanen y Nieminen.

Las tenistas ya no pueden jugar torneos libremente hasta los 18 años

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