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BALONCESTO

Un duelo sin efectos secundarios

El Madrid no conoce la victoria ante el Barcelona esta temporada

Luis Gómez

Pocas conclusiones se pueden extraer de un duelo tan poco comprometido como el de ayer. Madrid y Barcelona jugaban con red, conscientes de que la derrota no iba a provocar efectos secundarios. Y no los hubo salvo que, dado el resultado, los analistas se empeñen en concluir que Obradovic no puede con Aito (3 derrotas a 0 en esta temporada, 5-1 la pasada campaña). El Barcelona se permitió una victoria hasta cierto punto cómoda y hasta cierto punto psicológica: Aito reservó a Djordjevic en los minutos finales, para que el Madrid se lo piense la próxima vez que se encuentren. Como efecto secundario no es demasiado doloroso: Madrid y Barça jugaron ayer como si estuvieran vacunados ante una derrota. Es decir, actuaron sin tensión, sin ganas de resolver algunas cuentas pendientes, sin deseo de cobrarse alguna pieza. Ambos sospechan que la próxima vez irá en serio, así que se ahorraron ahondar en sus heridas.Puestos a dilucidar un duelo light, ambos se lanzaron al compromiso sin demasiados complejos. No hubo tensión, a pesar de que un golpe recibido por Bodiroga hacia el final pudiera dar una impresión errónea. Bodiroga dejó la cancha en camilla, un hecho ciertamente extraño en el baloncesto, pero la acción que provocó el percance (un tapón un tanto alocado de Karnosivas) fue un acto aislado. Y sin tensión, el partido resultó un trámite aburrido. El público tenía derecho a presenciar, al menos, una exhibición, pero ninguno de los dos está para esos asuntos.

Y no lo están porque el Barcelona no logra estabilizarse aunque siga vivo en dos torneos y a pesar de que Djordjevic haya demostrado estar disponible para ciertas labores de fontanería. Pero tampoco está fino el Real Madrid, que parece muy seguro cuando no hay sangre y poco fiable cuando sobre la cancha hay algo particularmente importante en juego. El partido reflejó algunas de esas dudas y, entre acciones de auténtico correcalles, apenas pudieron anotarse otras cosas que no fueran algunas jugadas individuales. Lo que se dice juego de conjunto, poco. Eso, quedó aplazado.

Claro está que cabría presumir que, sin tensión, el Madrid hiciera valer su teórico mejor juego ofensivo. Craso error: Bodiroga se fue al descanso (37-41) sin anotar una canasta y el siempre extrovertido Arlauckas se paseó discretamente por la cancha. El Madrid volvió a evidenciar que le falta dirección para asuntos mayores dirección en cancha y dirección en el banquillo. Laso y Antúnez no logran rentabilizar lo que tienen entre manos y Obradovic no parece sentirse a gusto con ellos. Durante algunas fases del partido, dio la sensación de que el Madrid no sabe muy bien a qué juega, lo cual es doblemente preocupante en un partido de trámite ante un rival señalado. El público tampoco llegaba a comprender cómo Herreros, Bodiroga o tantos otros ingresaban al banquillo coincidiendo con sus mejores momentos de juego. Tampoco es que el Barça hiciera un derroche, pero puestos a que le entren dudas sabe que puede contar con Djorjevic cuando sobre el juego de conjunto aparecen excesivas averías.

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