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Blanco se enfrenta a su primer desafío: el Ventoux

El ciclista del Banesto, único español con posibilidades en la París-Niza

Carlos Arribas

No todo es como parece y Santi Blanco es más ciclista que culé, no hay duda posible: hoy, subiendo el Mont Ventoux, dará que hablar. El joven ciclista salmantino del Banesto durmió poco la noche del miércoles. De nueve y media a once y media, pegado a la radio en su hotel de Clermont Ferrand que cogía RNE). Sufriendo con los los goles atléticos y luego gozando con la remontada de su Barça hasta olvidar sus propios hechos, como había sido protagonista de etapa, arrancando para hacer con Jalabert una escapada de siete que aclaró un poco la París-Niza. Se puso décimo en la general -posición que ha aguantado tras etapa de ayer, en la que el belga Steels (Mapei) ganó su tercera etapa al sprint- a 54, segundos de Jalabert (ONCE). Y hoy le toca Mont Ventoux, el mítico gigante del Tour, aunque sólo escalado hasta la mitad. Su primer desafío serio. Conoce el Ventoux de la pasada Dauphiné, cuando se vació para Induráin. Pero éste será su primer trabajo de líder para el Banesto. Tiene 22 años."Nadie se lo esperaba", dice Blanco. Pero no se refiere a su actuación en la París-Niza que le ha convertido en el único español con posibilidades de triunfo, sino a la remontada del Barga. Pero podría aplicarse a su caso. Blanco, la perla por la que muchos directores españoles venderían su alma, comenzó a sorprender en febrero y no sólo porque había crecido un par de centímetros, acercándose al 1,80. Se había lesionado a finales de diciembre jugando al fútbol y apenas había podido entrenarse. Aun así-, fue el corredor del Banesto que mejor se portó en las pruebas de esfuerzo: llegó hasta los 600 watios. Y no se quedó ahí. Apartado para la segunda parte de la temporada -debutará en el Tour- llegó a la París-Niza simplemente para seguir conociendo las carreteras francesas y como escudero de Armand de las Cuevas. Sin apenas entrenamiento invernal y con menos días de competición (sólo cuatro), ha logrado colocarse entre los buenos.

"Tengo ilusión y no tengo miedo a nadie, ni al Ventoux y sus 11 kilómetros de ascensión, aunque es muy duro", dice. "Pero todo debe darse muy bien. Los festina tienen que endurecer la carrera y aislar a Jalabert. Entonces coronaríamos cuatro o cinco el Ventoux destacados. Pero después hay más de 80. kilómetros hasta meta y a ver cómo mantenemos la distancia". Seguro que lo hará. Se ha especializado en lo que distingue a los grandes, en estar por encima de las expectativas.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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