El plan
Por fin sabemos que hacía Mónica Ridruejo entre trote y galope: elaboraba un plan que incluye la reducción de plantilla de casi 5.000 trabajadores de RTVE. Ello me tranquiliza, porque, desde que la vi tomar posesión y pasar directamente al ¡Hola! en traje de montar, me entró la inquietante sospecha de que el Gobierno se había equivocado al nombrarla directora del Ente, y nada me disgusta más que dudar de la infalibilidad del Gobierno, sobre todo en el caso actual, ya que está asistido por el Espíritu Santo (lo que explica, por otra parte, el fulminante don de lenguas autonómicas que asiste a algunos, onda Pentecostés). Bien, a lo que iba: fenomenal que Ridruejo tuviera un plan, aparte de un caballo y un pretendiente aristócrata, pues así renuevo mi fe en los gobernantes y en su capacidad para contratar ángeles exterminadores. Además, aplaudo su astucia: cuando el ángel de la muerte, ya ha decidido cuántos pecadores deberi ser arrojados al abismo, y cómo hacerlo, se lo cepillan y ponen a ejecutarlo a un maniobrero de fuste, una especie de discípulo (le Jesús Puente -lo que necesitas es López-Amor-, que realizará la operación de la que él, personalmente, no es responsable.
Sólo me gustaría conocer también cuántos directivos inútiles y absurdamente bien pagados entran en el llamado plan de renovación; cuántos megalómanos o simplemente pirados que con sus decisiones aumentaron la deuda del Ente irán a la calle; cuántos corruptos implicados en los sucios negocios intemos pasarán a la prejubilación o lo que sea. Y, de paso, que se va a hacer para recuperar la pasta gansa que cobraron Laura Valenzuela y Lara Dibildos por sus indescriptibles mañanas en La Primera, y cuál será el destino de los responsables de programación en las dos cadenas públicas
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