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Crítica:EFECTO F
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Defecto F

¿Es divertida la delación? ¿Es graciosa la traición? ¿Puede ser simpática la humillación? A los creadores del Efecto F (Antena 3, de lunes a jueves, a las 23.45) les debe parecer muy jocoso destrozar amistades en directo, pero esa vertiente sádica de Sorpresa, sorpresa quiso ser matizada en vano por la presencia de la mismísima Isabel Gemio ("yo no tengo libertad", confesó la pobre tras su viaje a Cuba) que, lejos de ayudar a Francis Lorenzo en su debú, recalcó su peso como figura catódica chupando cámara en una entrevista con visos de culto a la personalidad.Los nervios y la improvisación, además de ciertos problemas de sonido, pudieron con el presentador. Sin papeles, pero con todo el guión en el teleprinter (llegó a confundir el Barça con una barca: cuestión de cedilla), Francis Lorenzo se trabucaba, evitaba la improvisación, se reclinaba en el asiento como Pepe Navarro y recitaba sus chistes con un deje cercano a una versión joven de Jesús Hermida. Vestido con una americana que le venía grande, los dedos crispados y disimulados en constantes apretones de mano, el conductor buscaba la ayuda del público presente para sobrellevar el mal trago de un macroprograma en directo con actuaciones (Texas, que acudió la víspera al estreno en Tele 5 de De domingo a domingo), gags (desagradable el sketch en un quirófano), personajes (¿de dónde ha salido el tal Periquito?: sólo sé que me obligó a practicar zapping y darme de bruces con un delirante Ruiz Mateos vestido de presidiario en el Mississippi), noticias irónicas (la del atraco con tirachinas ya la había comentado Wyoming en Caiga quien caiga) y, sobre todo, bromas de mal gusto. No es que Rosa Valenty sea mi ídolo, pero no deja de ser una impertinencia convocar a un invitado para una entrevista que, en realidad, sólo es una tomadura de pelo basada en la grosera espera a la que se le somete.

Programa de pretensiones desenfadadas (huele un poco a La noche se mueve, de Telemadrid, pero en versión pretenciosa y cara), el Efecto F destaca por ahora más por sus defectos que por la solidez y originalidad de sus planteamientos. Suele ocurrir cuando el formato es un apaño de programas de éxito.

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